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SIN CONCESIONES

Una historia paradógica

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura2 min
Opinión13-10-2002

Carlos vive en Madrid. Hace 37 años que nació en Lisboa y 12 que emigró a España. Abandonó su país, junto a su mujer, en busca de un trabajo y de unas mejores condiciones de vida. Ha encontrado la felicidad junto a su esposa mientras ve crecer a sus tres hijos. Ahora, reconoce que en Portugal no estaba tan mal pero se niega a volver salvo en vacaciones y visitas esporádicas a su familia. Está contento en España, aunque hay cosas que no entiende. Los sábados por la tarde, Carlos acude al bar con los amigos y, entre copa y copa, suelta al aire cualquier pensamiento sin reflexión pero con naturalidad. "España y Portugal deberían unirse", espetó este fin de semana. Todos callaron de repente, lo miraron y rieron al unísono. Carlos no entendía por qué. Él está convencido de que, si los dos países que lleva fundidos en el alma unificaran territorios y gobiernos, serían mejores que el resto de los Estados de la Unión Europea. No entiende, por alusiones, las razones de algunos vascos y catalanes a independizarse cuando él y muchos de sus amigos firmarían un tratado bilateral de adhesión entre Portugal y España. Son cosas que sorprenden. Tampoco entiende Carlos algunas de las quejas de sus vecinos. Desde que llegó a Madrid, siempre había tenido una bandera portuguesa en el balcón de casa. Nadie se lo había reprochado. Por eso, quedó atónico hace poco al comprobar las críticas al Gobierno por ondear la enseña nacional en pleno centro de la ciudad. Por miedo a preguntar, retiró el símbolo rojiverde de su hogar sin tener claras las razones. Cuando Carlos marchó de Portugal ni surgían resquemores por el uso de la bandera ni había regiones soberanistas. Los dos países de la Península acababan de ingresar al mismo tiempo en la, entonces, Comunidad Económica Europea (CEE). Él llegó a España con el sueño de prosperar, formar una familia y ser feliz. Quizá por eso, entre tanta humildad y honradez, no alcanza a comprender las ensoñaciones utópicas de aquellos que están dispuestos a destruir su propio pueblo por un objetivo absurdo a la vez que paradógico.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito