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ANÁLISIS DE CULTURA

Ensayo sobre la ceguera

Fotografía

Por Marta G. BrunoTiempo de lectura3 min
Cultura16-11-2016

Estos días en los que nos invade más que nunca la incertidumbre, ya no sólo a nivel europeo, sino mundial, venía a mi mente un obrón de los buenos, de los que se quedan como libro de cabecera. Y justo entonces leía que se cumplen 94 años del nacimiento de José Saramago. Y recordaba Ensayo sobre la ceguera. La novela que lo certifica: la sociedad está podrida y desencajada. Esas palabras que resuenan en el mea culpa del mundo.

Individuo o sociedad. El pensamiento profundamente dividido entre el “yo” y la comunidad. El "yo" como elemento clave para que lo demás ruede. John Stuart Mill y el individuo desarrollista. Pero salimos de casa, minimizamos el sistema y es un enjambre donde los que más presumen de progresismo cuelgan las botas del trabajo al llegar a casa. Donde los que cobran por vender humo a los ciudadanos saben que lo que están diciendo no es cierto. Donde la supranacionalidad se lleva por delante el buen propósito.

Donde los que cobran por vender humo a los ciudadanos saben que lo que están diciendo no es cierto
Es la lucha por la supervivencia la que nos debería llevar a todos a comprender lo que está pasando. Lo que estamos votando. El egoísmo nos lleva a mirarnos el ombligo. Sin querer así a veces hacemos bien a los demás. Otras podemos cargarnos naciones enteras. La pandemia del populismo, nuestra ceguera blanca, desde la izquierda hasta la derecha, que no es más que el afán de poder disfrazado de buenas palabras. Y nosotros, ensimismados y cabreados porque la memoria guarda malos recuerdos, tenemos mala leche y castigamos. Sí, con egoísmo. Porque el que nosotros votamos gobernará a todos. Los votantes de Clinton nunca entenderán el porqué de la victoria de Trump. Los votantes del segundo creerán que han hecho un bien a toda la humanidad. Y todos estamos cegados porque ninguno sabemos lo que pasará de aquí a diez años.

Y nosotros, ensimismados y cabreados porque la memoria guarda malos recuerdos, tenemos mala leche y castigamos
En Ensayo sobre la ceguera ganan los que se aprovechan del miedo, que es como decir que ganan los más populistas. “Hay que acabar con la política de recortes del Partido Popular”. ¿Y cómo contentarán a Bruselas? ¿Cómo lograremos reducir el déficit hasta el 3,1 por ciento en 2017 sin recortar en algo? (y cuando digo algo me refiero a gastos también superfluos de los que la Administración no quiere oír hablar). El caso es, propón lo que quieras, que Europa decide. Propón un lógico plan de estabilidad que contente a todos y contento quedará hasta el apuntador.

 El ser humano puede escoger entre él y los demás. Entre quedarse ciego o iluminar a los demás. No es lo mismo “ser ciego” que “estar ciego”. Pero no estoy de acuerdo en una “irracionalidad contemporánea” que denunciaba Saramago. Porque el ser humano sabe bien cómo trazar su camino. Puede estar ciego de lejos. Nunca de cerca. Pero hay algo en lo que sí tenía razón: los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas se conforman con lo que hay. Ojo a lo que nos proponen, no sea que nos cieguen con cantos de sirena. Propón con egoísmo desarrollista.

Fotografía de Marta G. Bruno

Marta G. Bruno

Directora de Cultura de LaSemana.es

Licenciada en Periodismo

Estudio Ciencias Políticas

Trabajo en 13TV

Antes en Intereconomía TV, La Razón y Europa Press