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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

La salud de Hillary Clinton

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional19-09-2016

La ventaja que tienen los seres humanos es que todos y cada uno de ellos son entrenadores de fútbol, políticos, abogados, médicos e incluso psicólogos. Además, alcanzar este alto grado de formación no les ha supuesto ningún esfuerzo, por lo que es todo un beneficio innato y un auténtico sinsentido para los que realmente dedican años de su vida a aprender profesionalmente esos oficios.

Por si no fuera suficiente, los hombres son tan osados que son capaces (desde su ignorancia en esos ámbitos) de llenar páginas y páginas, y hablar minutos y minutos en medios de comunicación dando opiniones que realmente se fundamentan en prejuicios y estereotipos.

Ahora, la opinión pública mundial se ha convertido en médico para analizar si Hillary Clinton está en condiciones, o no, de ser la próxima presidenta de Estados Unidos. Es verdad que sufrir un desvanecimiento en pleno homenaje a las víctimas de los atentados del 11 de septiembre atrajo la atención. Aun así, usar este suceso para debatir si la candidata demócrata es capaz de tomar las riendas de la primera potencia mundial es más que cuestionable.

Parece ser que el desvanecimiento de Hillary Clinton se debió a una neumonía. Sin embargo, los adversarios de la candidata demócrata han utilizado esta enfermedad para obtener réditos. Tanto Clinton como su rival del Partido Republicano, Donald Trump, han publicado sus historiales médicos y ahora se analiza quién de los dos tiene mejor salud y, por consiguiente, está más capacitado.

Si esto es grave, lo es todavía más que haya estadounidenses que se planteen cambiar de voto atendiendo a cómo es la historia clínica de los candidatos. Presentar el historial médico no es una garantía para el futuro y recuerda a los anuncios de fondos de inversión en los que se dice que "las rentabilidades pasadas no aseguran rentabilidades futuras".

En este caso, haber tenido una salud de hierro hasta la fecha no significa que alguien pueda enfermar en los próximos años, o incluso meses, ya que Hillary Clinton está a punto de cumplir 69 años y Donald Trump ya tiene 70. Son unas edades en las que se es proclive a sufrir achaques, bien sean cardiacos, cáncer, Alzheimer o cualquier otro deterioro físico o mental.

En política, es preferible tener un presidente delicado de salud, pero que sea un buen gestor y vele por el bien común, antes que un dirigente muy saludable, pero que sea nefasto para sus compatriotas.

En los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro, en los que han competido personas con diferentes tipos de discapacidad (algunas de ellas son secuelas de enfermedades), se ha podido observar un ejemplo muy revelador: Los participantes no se achantan ante las dificultades y demuestran que la constancia y el esfuerzo son fundamentales no solo para superar los retos del deporte, sino también los desafíos de la vida en todos sus ámbitos, también en el político.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD