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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

El brillo de las estrellas

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad03-08-2016

En alta mar, el abismo del universo brilla estremecedor en la noche. Incluso en las noches claras de pleno verano. Incluso en embarcaciones grandes y en las festivas. Incluso después de haber visto, media hora antes, el perfil de la costa no muy lejos. Incluso sabiendo, aunque no se adviertan en el horizonte negro, que hay otras naves en la zona y que sus lucecitas aparecerán a socorrer a los supuestos náufragos.

En esas circunstancias la noche es tremendamente oscura, terriblemente negra y las pupilas no atinan a encontrar un punto de referencia sobre el que anclar el miedo del alma y la pequeñez que se siente. No digamos lo que les parece esa noche con el mar picada, los pies mojados y la nave a la deriva a decenas, cientos, miles de seres que embarcan en el mar nuestro de cada día para ganarse una vida mejor.

Pero, entre esos terciopelos negros y ese silencio estremecedor de la ausencia de ruidos familiares, aparecen unos puntitos palpitantes, como vivos, que hacen intuir algo de calor en ellos y a los que tratamos de lanzar un cabo imaginario para amarrarnos a su tierra firme.

Déjense de cazar Pokémon por un momento y, tumbados en el suelo de la oscuridad de una noche de verano, miren las estrellas
Déjense de cazar Pokémon por un momento y, tumbados en el suelo de la oscuridad de una noche de verano, miren las estrellas. Advertirán, siempre con sorpresa, que hay muchas. Que el telón del cielo es una preciosidad imposible de imitar. Y que esos cuerpos tan enigmáticos como lejanos brillan para todos: para el que acaba a cuchillo con la vida de un anciano como para los cientos de miles de jóvenes que duermen a la intemperie en Cracovia para ir a misa con el Papa; para los lobos de mar que arriesgan la vida por unos kilos de pescado y para quienes bailan en la cubierta de un glamuroso crucero; para militares y campesinos; para jóvenes de botellón y mendigos sin techo; para políticos de países poderosos y curanderos de tribus perdidas en la selva.

Mirar el cielo es gratis y no precisa de un móvil de última generación para captar el momento (¡Qué manía!) Y eso que el espectáculo del Universo que nos rodea, y que está disponible para todos los bolsillos en las noches claras de verano, supera la imagen que cualquier dispositivo pueda inmortalizar.

Piénsenlo bien. Aunque el abismo del universo brille estremecedor en la noche, incluso en las más oscuras siempre habrá una estrella de luz cálida y palpitante a la que lanzar un cabo imaginario para aferrarnos. Así que, señores, déjense de cazar Pokémon y corran el cortinón pesado de terciopelo negro. La realidad siempre supera la ficción.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo