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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Cameron, la que has liado

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura3 min
Internacional27-06-2016

El peligro que existe cuando se juega con fuego es que uno puede quemarse. En este caso, David Cameron apostó por jugar, pero la llama que ha generado no solo le ha quemado a él, sino que ha provocado un incendio en Reino Unido y en la Unión Europea.

Al primer ministro británico le salió bien, por poco, la convocatoria del referéndum sobre la independencia de Escocia. Ahora, su estrategia ha sido un tremendo error y un enorme fracaso. Es lícito que cada líder quiera que su país obtenga mayores réditos procedentes de la Unión Europea. Sin embargo, Cameron amenazó con el plebiscito para forzar negociaciones con Bruselas y alcanzar acuerdos beneficiosos para Reino Unido, como los logrados meses atrás.

El fracaso de Cameron es doble porque dijo que, gracias a las nuevas ventajas logradas para su país, iba a conseguir que la población votara por permanecer en la Unión Europea. No ha sido así, todo queda en papel mojado y se ha malgastado tiempo y dinero.

Las relaciones entre Londres y la Unión Europea han sido peculiares desde que Reino Unido se incorporó en 1973. Su condición insular, su pasado imperial, sus arraigadas tradiciones, ser una potencia mundial y el miedo a perder su propia identidad han hecho que el euroescepticismo siempre haya estado presente.

Aun así, actualmente no había necesidad manifiesta de convocar un referéndum. Las campañas en favor del Brexit (irse) o del Bremain (mantenerse) han polarizado a la población y han crispado la convivencia hasta tal punto que la diputada laborista Jo Cox fue asesinada por un radical nacionalista. Ahora, la sociedad británica está dividida en dos: Abandonar la UE solo obtuvo el 51,7% de los votos.

Por si no fuera suficiente, a esta situación se suma que en Escocia e Irlanda del Norte ganaron con claridad los que querían permanecer en la Unión Europea. Y ya hay quien está pidiendo referendos en ambos territorios para determinar si la población quiere mantenerse dentro de Reino Unido, o no. Y habrá que observar también los movimientos de Gibraltar, tan británicos ellos (para lo que les interesa), donde el Bremain superó el 95% de los votos.

El resultado del referéndum que aboga por la salida de Reino Unido de la Unión Europea abre un proceso de ruptura que debería culminarse cuanto antes, por el bien de ambas partes. Eso sí, ya que así lo han querido, que los británicos se vayan asumiendo todas las consecuencias de su decisión.

Evidentemente, en un mundo tan interconectado como este, siempre es mejor sumar fuerzas que dividirlas. En este caso, las dos partes salen perdiendo con la separación. Aun así, a largo plazo es más que posible que Reino Unido, pese a ser una gran potencia, se vea más perjudicado por el Brexit.

La Unión Europea tiene que aprender de esta experiencia y seguir trabajando para cimentar, mejorar y explicar su proyecto europeo, sin duda, con muchas más ventajas que inconvenientes. Además, no debería temer ante los cantos de sirena que surjan próximamente en otros estados comunitarios pidiendo referendos similares al británico.

Es verdad que duele perder miembros, especialmente en un proyecto tan romántico como el de la Unión Europea. Aun así, es mejor no aguantar la matraca de los que quieren marcharse y dejarlos ir antes de que estos se conviertan en un lastre que afecte al resto de socios. Como dice el refrán: "Tanta paz lleven como descanso dejan".

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD