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SIN CONCESIONES

Personas imprescindibles

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura2 min
Opinión26-04-2016

Suelen decir que no valoramos las cosas hasta que las perdemos. Que no nos damos cuenta de lo que queremos a alguien hasta que ya no está con nosotros. Que nos arrepentimos de no haber demostrado suficiente a nuestros padres que les amamos. Que somos superficiales y cuando ya no hay remedio nos damos cuenta de la trascendencia. Pero yo sostengo que no es así. En todo caso, lo que sucede es que somos cobardes y nos callamos lo que deberíamos gritar a los cuatro vientos.

A las personas que más apreciamos no necesitamos perderlas para darnos cuenta del lugar que ocupan en nuestras vidas. Los padres, los hijos, los abuelos, los tíos y los primos, los sobrinos, los nietos y por supuesto los suegros, benditos suegros... También esos amigos especiales que conservamos desde la infancia o los que nos acompañan en la Universidad mientras maduramos y conducimos nuestras vidas hacia el futuro que el destino nos tiene preparados. Profesores del colegio, compañeros de trabajo que entregan el alma por la excelencia mientras son excelentes compañeros, vecinos de barra en un par o de banquillo en un partido de fútbol, incluso un jefe que creyó en nosotros más que uno mismo o que nos dio la oportunidad con la que siempre soñamos. Lo de menos es dónde y cómo nos conocemos. Lo importante es cómo conectamos, cómo compartimos nuestro tiempo y cómo nos respetamos.

La vida es el camino que recorremos entre toda esta gente y con esta gente. Una simple preposición altera el resultado de la suma y aporta un sentido de comunión recíproca que sólo se describe con la mirada entre dos pares de ojos que se entienden nada más encontrarse. Claro que sabemos valorar a las personas que más queremos y que más apreciamos. Claro que sabemos que no podríamos vivir sin ellas. Lo que en verdad sucede es que el vacío es tan insoportable que no hay forma de superar ese dolor. Las personas son insustituibles y cuando nos alejamos algo de nosotros muere en ellas, por ellas y con ellas. Tres preposiciones diferentes para tres cuchilladas en el corazón casi igual de insoportables. Este mensaje es para todas estas personas en conjunto y especialmente para cada una de ellas. No necesito perderte para llorar tu compañía ni para darte las gracias cuando te hayas ido. Todos los días doy gracias a Dios por tenerte a mi lado, por compartir alegrías e incluso sufrimientos. Porque juntos es mejor que separados. Juntos nos complementamos. Juntos no existen retos difíciles ni desafíos imposibles.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito