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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

El veto puede arruinar el mejor examen

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura3 min
Internacional18-04-2016

Siempre es bueno saber que la Organización de Naciones Unidas (ONU) está abriéndose al mundo y que intenta mostrar transparencia. Es verdad que quien viaja a Nueva York puede hacer una visita a la sede de Naciones Unidas, pero el funcionamiento de esta organización sigue siendo bastante burocrático y priman los intereses de cada Estado.

Ahora, cuando el mandato de su secretario general está a punto de acabar, la ONU ha puesto en marcha un sistema por el cual los aspirantes a suceder a Ban Ki-moon pueden detallar cuáles son sus respectivos logros y explicar sus objetivos en el caso de que sean elegidos para estar al frente de la ONU.

Se trata de un proceso interesante, pues los candidatos tienen que responder a una serie de preguntas y demostrar sus aptitudes. Este hecho es positivo porque acerca a la opinión pública a unas personas que van a formar parte de la actualidad durante los próximos años.

De momento, hay ocho candidatos que aspiran al puesto, cuatro de ellos son hombres y el resto son mujeres. Viendo sus perfiles y sus trayectorias se podría decir que están capacitados para el cargo. Y esto ya es un avance, porque luego se podrán equivocar o acertar en mayor o menor medida a la hora de tomar decisiones, pero el hecho de tener formación siempre ayuda.

Sin embargo, aunque este proceso de elección es un avance en las formas, quien tiene la última palabra, una vez más, es el Consejo de Seguridad, que propondrá el candidato que más le interese a la Asamblea General para que esta vote. Es un filtro en el que tienen mayor importancia los intereses políticos de los miembros del Consejo, en donde cinco de ellos cuentan con derecho a veto, por lo que tienen el poder de decisión aunque el resto de miembros desee lo contrario.

Este privilegio de las cinco potencias (Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido y China) es uno de los réditos heredados de la Segunda Guerra Mundial y ha supuesto que los cinco manejen la ONU a su antojo y en numerosas ocasiones la bloqueen. Además, entre estos cinco países hay dos bloques anteriormente antagónicos y que actualmente todavía mantienen discrepancias en su visión del mundo y de las relaciones internacionales.

Por si no fuera suficiente, la ONU también se ha visto salpicada por sonados casos de corrupción y por notables fracasos que han puesto en duda tanto su funcionamiento como su capacidad coercitiva.

Sin duda, se trata de una institución obsoleta que no ha sabido adaptarse a los tiempos, que sigue existiendo bajo un patrón que no se corresponde con la realidad internacional y que no tiene en cuenta a las potencias emergentes.

Es necesario que el nuevo secretario general acometa una profunda reforma y revisión de la ONU. De este modo, se recuperaría el espíritu con el que se creó en 1945 y sería mucho más eficaz y eficiente para atender y resolver los nuevos desafíos a los que se enfrenta la comunidad internacional.

Evidentemente, no le va a resultar fácil porque nadie quiere perder los privilegios con los que cuenta y porque entran en juego los intereses del Consejo de Seguridad, especialmente los de los cinco miembros con derecho a veto. Aun así, el nuevo secretario general debe intentarlo, ya que cualquier paso hacia la renovación es un avance, y, además, retrata a quienes no quieren cambiar ni mejorar el conjunto por no perder sus propios beneficios.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD