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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Estupefacción

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional08-06-2015

Estados Unidos debe de estar estupefacto ante el Estado Islámico (EI). La diplomacia estadounidense alardea de haber matado a 10.000 yihadistas desde que se iniciaron los bombardeos aéreos, hace menos de un año. Aun así, también reconoce que el EI está muy activo, controla territorios y mantiene su capacidad operativa.

Un número de bajas enemigas tan elevado debería ser considerado como una gran victoria, pero no es así. Esto demuestra la magnitud del problema al que se enfrentan el Pentágono y sus aliados. El denominado Estado Islámico tiene una enorme capacidad de regeneración, de golpear cruentamente, de dar publicidad de sus ataques y de captar nuevos miembros.

Es cierto que muchos de los que se incorporan a filas lo hacen obligados ante la amenaza de ser ejecutados. También lo es que la gran mayoría no tiene formación militar ni experiencia, pero eso no importa. En el menos malo de los casos, los reclutas sirven para labores logísticas o de intendencia. En el peor de los casos, son utilizados como parte de marabuntas que hacen de avanzadilla y sirven de blanco fácil, o como suicidas a los que obligan a montar en un vehículo cargado de explosivos.

Se trata de una mano de obra muy barata que da cobertura a los integrantes del EI que sí están curtidos en la guerra, son expertos en estos conflictos no convencionales y no respetan las reglas bélicas. Eso sí, tienen claro sus objetivos, por lo que su determinación y motivación son sobresalientes y constituyen una de sus fortalezas. Además, saben aprovechar a la perfección las debilidades del adversario.

Los ejércitos clásicos (hasta los más poderosos) tienen dificultades para abordar este tipo de contiendas. La historia deja ejemplos como las derrotas de las tropas francesas contra España en la Guerra de la Independencia, de Estados Unidos en Vietnam, o de la Unión Soviética en Afganistán.

Para vencer al Estado Islámico no es suficiente con lo que se está haciendo hasta ahora. Es necesaria una mayor implicación de todos los que vean la amenaza que supone, independientemente de que sean países occidentales o musulmanes.

Evidentemente, este compromiso requiere de más medios económicos, materiales y humanos. Y aquí está una de las claves de la cuestión, qué gobierno va a tener el valor de asumir el coste que tiene la pérdida de cientos (o miles) de hombres en el campo de batalla.

Aun así, incluso aunando esfuerzos y pagando el precio que supone, conviene recordar que es prácticamente imposible eliminar por completo al EI y lo que significa. El Estado Islámico es mucho más que un grupo de fanáticos que quiere controlar Irak, Siria… e imponer su visión del Islam. Esta organización se ha convertido en una forma de vida para muchos, cuenta con financiación y posee largos tentáculos capaces de golpear en cualquier parte del mundo.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD