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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Grecia, divide y (no) vencerás

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura3 min
Internacional09-02-2015

Los nuevos dirigentes griegos han comprobado que la cita célebre "Divide y vencerás" no siempre se cumple. Es más, no solo no siempre se cumple, sino que, incluso, puede tener el efecto contrario y reforzar al adversario.

El recién nombrado ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, se las prometía muy felices antes de iniciar su gira por Europa. Su plan era convencer a sus socios comunitarios de que la situación política ahora es diferente en Grecia, que los votantes han mostrado sus ansias de cambio, y que lo firmado anteriormente por sus predecesores es papel mojado.

Varoufakis, además, planificó su viaje en varias jornadas de modo que pudiera entrevistarse, por separado, con líderes de la talla del primer ministro de Italia, Mateo Renzi, o del presidente de Francia, François Hollande. Tanto Renzi como Hollande se mostraron cordiales e incluso receptivos ante las demandas del ministro de Syriza, la coalición de extrema izquierda. El dirigente griego parecía frotarse las manos ante la posibilidad de crear un cisma en la Unión Europea.

Las esperanzas de Yanis Varoufakis sufrieron un jarro de agua fría, más bien gélida, durante su reunión con el ministro de Economía de Alemania, Wolfgang Schäuble. La imagen de ambos ya chocaba a primera vista: Varoufakis haciendo gala de su porte informal y de lo que muchos han considerado arrogancia; y Schäuble, más curtido, y en silla de ruedas desde que sufrió un atentado hace años.

Alemania se mantiene firme ante las propuestas griegas. El Gobierno encabezado por Angela Merkel puede llegar a ser flexible, pero no está dispuesto a renunciar a los pilares básicos de la austeridad fijada. Es lógico, porque si lo hiciera estaría mandando el mensaje de que sus políticas han sido un error, y, lo que es peor, que da igual esforzarse porque, a las malas, el incumplidor es siempre ayudado. Y esto último sería un varapalo para países como, por ejemplo, España, cuya población, principalmente de clase media y media-baja, lleva años haciendo enormes esfuerzos para salir de la crisis. La determinación alemana contrasta con la tibieza francesa e italiana, y evidencia quién lleva las riendas en la Unión Europea, al menos en este sentido.

Aun así, no todo está perdido. En estas primeras tomas de contacto entre posiciones tan enfrentadas es normal que se encuentren aristas y discrepancias. La voluntad por llegar a un acuerdo es fundamental para avanzar. De momento, Grecia necesita ayuda para hacer frente a sus necesidades de liquidez más inminentes. Este hecho debería servir para que Varoufakis se diese cuenta de que una cosa son las promesas electorales (donde todo vale, y más si se es populista) y otra, bien distinta, es tener la responsabilidad de gobernar.

No llegar a un pacto sería un duro golpe político, económico y psicológico para la Unión Europea, pero se convertiría en una tragedia para Grecia. A grandes rasgos, el país heleno no tendría dinero para pagar ni el funcionamiento ni los servicios del Estado, habría fuga de capitales ante el temor de la imposición de un corralito, y se multiplicaría, aún más, la pobreza de los griegos. A ninguna de las partes le interesa una ruptura, y ambas deben flexibilizar sus posturas. Sin embargo, dadas las circunstancias, todo parece indicar que es el nuevo Gobierno griego el que va a tener que ceder más en sus posiciones, especialmente, si se preocupa por su pueblo tanto como dice.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD