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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Bruselas, aquí Atenas, ¡tenéis un problema!

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional26-01-2015

Bruselas, aquí Atenas, ¡tenéis un problema! Esta adaptación de la famosa frase de la tripulación del Apollo 13, bien podrían haber sido las palabras que Alexis Tsipras, líder de Syriza, hubiera dirigido a la Comisión Europea, al Banco Central Europeo y al Fondo Monetario Internacional tras su flamante victoria en los comicios griegos.

Y es cierto, la Unión Europea y los acreedores de Grecia tienen un problema. Seguro que no les coge por sorpresa, porque la contundente victoria de Tsipras era más que previsible. Sin embargo, ahora cambian las reglas del juego y tienen que estar preparados para duras negociaciones y renegociaciones con el nuevo Gobierno de extrema izquierda.

Es la consecuencia de haber prolongado la agonía del sistema griego mediante la concesión de créditos, y más créditos, que rondan los 250.000 millones de euros. También lo es de haber hecho la vista gorda, hace años, cuando hubo que cumplir los requisitos para entrar en el euro. Las políticas para rescatar a Grecia no han funcionado y esto también se veía desde hace tiempo. A pesar de ello, se prefirió dilatar la búsqueda de soluciones creíbles y, sobre todo, menos traumáticas (especialmente para las clases medias y bajas). Aun así, no todos los problemas de Atenas son culpa de Merkel y de la Unión, los políticos helenos tienen gran parte de responsabilidad por su mala gestión.

Las elecciones del 25 de enero demuestran que la mayoría de la población griega está harta de la crisis económica y social en la que vive inmersa desde hace años. Por un lado, se encuentran los que están asqueados del sistema político y no votaron (aproximadamente el 36%). Por otro, de los que fueron a las urnas, la mayoría lo hizo atraído por los cantos de sirena de Syriza, que ha sabido canalizar el voto de castigo al bipartidismo y recoger el descontento popular con discursos populistas.

Alexis Tsipras tiene un importante desafío por delante, porque una cosa es soltar soflamas en campaña, y otra cumplirlas cuando se está en el poder, ya que hay factores y condicionantes que solo se ven desde dentro. Evidentemente, Grecia va a experimentar cambios, pero no serán tantos ni tan grandes como muchos de los votantes de Syriza creen, y este hecho puede llevar a la decepción.

Al nuevo Gobierno griego y a sus acreedores no les queda más remedio que iniciar conversaciones, a cara de perro, y alcanzar pactos que sean satisfactorios para todos. Deben actuar con la mayor responsabilidad posible, porque romper la baraja no beneficia a ninguna de las partes.

Lo que es evidente es que lo ocurrido en las elecciones griegas y lo que suceda en Grecia a partir de ahora crean jurisprudencia ante las próximas citas electorales en Europa. Sin duda, va a ser un modelo a imitar, o a evitar, según las consecuencias que se desarrollen.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD