Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ANÁLISIS DE CULTURA

Ejemplaridad

Fotografía

Por Marta G. BrunoTiempo de lectura2 min
Cultura19-11-2014

La pinoteca transmitía una sensación extraña. Esa locura humana que se pierde entre óleos, el ruido se apaga de golpe para dar paso al crujir de la madera del suelo. Pero esa misma vida de esperpento queda plasmada en la pincelada, como poemas a brochazos, una suerte de desahogo que refleja la historia mejor que ningún otro medio de comunicación. Porque las pinturas son los periódicos cuando no existían, el psicoanalista cuando no había divanes, las entrañas del ser humano. Ejemplaridad. Tiziano siempre quiso ser poeta. Pero era mejor pintor. Y por eso quiso aunar ambas facetas para unirlas en Dánae, Venus y Adonis, con un destino sin rasgos femeninos, con nombre y condición de rey. “El prudente”, el fanático para los enemigos y repleto de virtudes para sus amigos, Felipe II recibía las poesías de Tiziano que en el fondo tenían un significado, el de la libertad que de otra manera no conseguiría. La lógica del Renacimiento, Tiziano no era Miguel de Cervantes, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, pero sí el sol entre las estrellas. El color vivo cuando el espíritu está claro, limpio, libre de preocupaciones. Sombrío y oscuro cuando las desavenencias abochornan el alma. Ejemplaridad Un artista lo es con la pluma o el pincel, con la palabra. Un artista lo era…hasta día de hoy. Ahora sólo quedan restauraciones, apuntes y copias malas del pasado. En la pintura, en la escritura, en la política. Si de verdad existieron los agujeros de gusano como túneles del tiempo hacia el pasado traeríamos el talento para repartirlo por las aulas. ¿Por qué cuesta tanto encontrarlo? ¿o no sabemos buscarlo? Más de lo segundo que de lo primero, pues el egocentrismo del “yoísmo” nos hace caníbales de la empatía, adictos al mí, mío, de la intimidad al encierro en la caverna de Platón, de la que deberían advertirnos con prospectos. Falta ejemplaridad. El Tiziano de hoy se hará, ya lo creo, porque del hastío se aprende, la filosofía se reinventa, mientras las escuelas crean profesionales, números, y muchas se olvidan de la formación espiritual. Buscar la ejemplaridad, por ejemplo, es lo que propone en su obra Tetralogía de la ejemplaridad, Javier Gomá, Premio Nacional de Ensayo 2004, que busca ese modelo de imitación de costumbres, del pilar de lo social, de ese concepto…¿ejemplar? Que suena tan lejano. Sin fijarnos en lo malo, deberíamos fijarnos en lo imposible (para bien). No merece la pena hundirse en el fango del apocalipsis de lo negativo. Las poesías de Tiziano pueden, de momento, servir.

Fotografía de Marta G. Bruno

Marta G. Bruno

Directora de Cultura de LaSemana.es

Licenciada en Periodismo

Estudio Ciencias Políticas

Trabajo en 13TV

Antes en Intereconomía TV, La Razón y Europa Press