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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Mola Halloween

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura3 min
Sociedad29-10-2014

Sí, así, como se lee: "Mola Halloween". Lo afirma esta periodista que, si los lectores recurren a la hemeroteca, siempre defendió los valores hispanos de la festividad de Todos los Santos y a Don Juan Tenorio como fantasma de cabecera. Y no es que este año una se haya enemistado con el clásico conquistador de novicias y beba los vientos por los huesitos de algún zombie con las tripas fuera y calabaza en mano. Tipos así deben de tener encanto supino, visto el éxito que cada año van adquiriendo estas festividades importadas de los anglosajones y aderezadas con disfraces made in China. Muy lógico todo. Por eso, esta periodista enamorada de los versos edulcorados y con sabor a buñuelo del conquistador patrio confiesa que, de ahora en adelante, tomará la bandera del Hallowinismo para no recibir más huevazos a destiempo de una banda de muertos vivientes infantiles. Me rindo. Claudico. Saco la bandera blanca (pero os espero en Nochebuena con el aguinaldo preparado ¿vendréis este año?). Me rindo aconsejada por la sabia reflexión de un colega amigo que observa desde su racionalidad masculina, su experiencia docente y doctoral, su bagaje de sesudo lector y el sentido común le llevan a defender aquello de: si no puedes con ellos únete a su causa. Así que esta cristiana vieja pasará a ser neohallowinista para no caer en la desesperación de la soledad y la amargura de sentirse un bicho raro en esta sociedad tan global donde mola más el bolywood que la jota aragonesa y los dichos budistas más que las moradas de Santa Teresa. Curiosa contradicción cuando la eñe también triunfa donde nacieron esas exquisiteces culturales a las que ahora ponemos ojitos. Así que, tomen nota, en qué consiste el Neohallowinismo, moda que digo que mola después de la recomendación de mi consejero. Consiste en lo que se ha hecho siempre, pues pocas cosas quedan ya por inventar: donde hay una fiesta pagana, se pone una fiesta cristiana, sombra aquí y sombra allá y ¡zas! asunto zanjado. Sin embargo, con el caso de la moda del tenorio anglosajón la cosa ya estaba maquillada con la festividad de Todos los Santos, siempre confundida, por su cercanía en el calendario, con el día de los difuntos. Que no es lo mismo, aunque para llegar a los altares haya que pasar antes por casa de San Pedro y dejar de respirar. Y ¿qué ha ocurrido entonces? Que los defensores de la prima de Ruperta han disfrazado sus costumbres de fiesta, han hecho películas para nuestras sobremesas dominicales y nos han chantajeado con esa pregunta de truco o trato en la que digas lo que digas sales perdiendo en una espiral consumista. Y, claro, el asunto resulta mucho más atractivo a los jóvenes que la mal entendida visita al cementerio en una sociedad en la que se vive de espaldas a la muerte. Y ¿Don Juan? Por muy bonitas que resulten las tablas a los románticos en peligro de extinción, hasta que el conquistador sevillano no se convierta en protagonista de un videojuego, doña Inés esperará sentada a que alguien le diga que la religión que profesa es la de los vivos. Y esa verdad es la que necesitamos todos los que hemos caído en el truco de los espíritus vacíos porque Halloween mola un rato, pero no llena todos los días del año.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo