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ANÁLISIS DE ESPAÑA

La entrevista del carnicero

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España27-10-2014

Pocas entrevistas sobran cuando las preguntas son las adecuadas. Y en un momento en el que, tres años después del cese definitivo de ETA, su entorno trata de imponer su relato, el diario El Mundo publicó una entrevista necesaria. Las preguntas de Ángeles Escrivá a Jesús María Zabarte, el carnicero de Mondragón son una herramienta útil para desmontar de un plumazo la versión de blanqueamiento de 40 años de asesinatos. Para dejar claro que no fueron ni héroes ni gudaris, sino una banda mafiosa de psicópatas y matones. Porque puede que haya una mayoría a la que no le haga falta que nadie se lo recuerde, pero lamentablemente hay quien sigue viendo a estos asesinos como ejemplo. Siguen justificando lo que hicieron, sin autocrítica. Amparándolo en un conflicto en el que para ellos recorrer 800 kilómetros para ir a ver un familiar a la cárcel es igual que matar. Estudios del euskobarómetro reflejan que hay un preocupante porcentaje de jóvenes que aún ven legítimo el uso de la violencia para fines políticos. Por todos estos motivos la entrevista es relevante. Sobre el inevitable debate moral que supone dar voz a un terrorista, el periodista no debe preguntarse por el quién, sino por el cómo. Ahí es donde el periodismo se la juega como misión. Y en ese sentido las preguntas de la periodista en este caso son un ejercicio de responsabilidad y conocimiento de la materia. Eso evita que la entrevista pueda rozar siquiera la apología de la violencia y sea un fiel reflejo de cómo piensan de verdad estos asesinos. Y de eso hay quien no se da cuenta hasta que no les oye en primera persona. Sin comunicados desde su escondite de por medio o ruedas de prensa sin preguntas. Tal cual son. Tal cual han sido siempre. Seguramente las respuesta del carnicero sean más esclarecedoras que cualquier intervención de un dirigente de Sortu, pues el ex convicto no busca votos, su insensibilidad no está sujeta a ninguna estrategia electoral. Una de las misiones del periodismo debe ser bajar al fango de vez en cuando y mancharse el morro para mostrar a la sociedad tal como es. Recordarla que a veces es fea y que eso le sirva para reflexionar. Si sólo lo hace para mostrar la mierda sin más, entonces no servirá para nada, pero si el periodista se queda en los palacios y las moquetas, dejará de ser. No es lo mismo un asesino de ETA que un asesino común o un pederasta. Si lo es en el gravisimo hecho de quitarle la vida a otra persona. Evidentemente todas las vidas valen lo mismo independientemente de quien dispare. Pero con sus acciones los pistoleros de ETA pretendían además subvertir el orden constitucional. Atentaban contra el propio sistema que la mayoría nos habíamos dado democráticamente. Además, un delincuente común no tiene un apoyo social como el que tiene ETA en puntos del País Vasco y Navarra. Y la banda no sólo no se ha disuelto, sino que pretende ejercer como agente político tutelando y dando lecciones de democracia. Durante los últimos años, la efectividad de las fuerzas de seguridad obligó a ETA a integrar militantes cada vez más inexpertos. Sus torpezas sirvieron incluso para hacer atinados gags humorísticos en programas de televisión. Pero eso contribuyó en parte en que se tuviese una imagen de los terroristas más de pardillos que de verdaderos hijos de puta. Hasta para eso sirve la entrevista de Escrivá al carnicero, para recolocar a estos asesinos en la imagen que les corresponde. Esta entrevista sirve para que cuando dentro de no mucho las nuevas generaciones pregunten qué era ETA nadie les pueda engañar diciendo que fue un movimiento de liberación o que Otegi era como Mandela pero en vasco. ETA era Zabarte, el carnicero de Mondragón a quien había que recordarle que mató a niño sin que se le moviese un pelo del bigote.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio