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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Apestados misioneros

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad22-10-2014

Cuando el Gobierno de Rajoy anunció que iba a repatriar a un misionero enfermo de ébola alguno protestó por el despilfarro y el riesgo que suponía fletar un avión que garantizase con total seguridad que no se transmitiría la enfermedad en España. El despliegue no tuvo el resultado esperado, el hermano Pajares falleció y le lloraron sus paisanos y la congregación de San Juan de Dios a la que pertenecía. Las lágrimas que dejó en África apenas se consolaron desde una España que pronto estaría al borde de la histeria por el contagio de esa peste. Sin embargo, el ébola ya se estaba convirtiendo en endémico en África aunque por entonces aún traía al fresco a los representantes políticos occidentales. Ahora incluso se habla de poner medios para atender a los africanos y de acelerar una posible vacuna. ¿Ahora? ¿Cuando las compañías aéreas ven peligrar su negocio y las farmacéuticas pueden sacar rentabilidad a su trabajo? Poco después de morir Miguel Pajares se apagó la vida del otro religioso, que pasó más desapercibido en la prensa. A los pocos días, el hermano Manuel García Viejo también llegó en un avión oficial a España con los letales síntomas de esta enfermedad que en un año ha acabado con la vida de más de 4.000 personas, prácticamente todas en África. Tampoco este misionero pudo salvarse en un hospital occidental con medios. Pero el contagio de Teresa Romero, que ocurrió al parecer cuando limpiaba la habitación de García Viejo tras su muerte, y un irresponsable vómito mediático, convirtió el ébola en una de las plagas del Apocalipsis. A la española, que siempre tiene un tinte más pintoresco. Menos mal que los tratamientos, la suerte y, por qué no, las oraciones (la hermana Paciencia, que no fue repatriada por no tener pasaporte español, pero donó su plasma tras curarse del ébola para ayudar a Teresa, pedía a Dios por la auxiliar) han traído consigo la mejoría de la primera europea contagiada por esta peste en el viejo continente. Ella dice que volvería a limpiar a un enfermo de ébola. Afortunadamente, no es la única. Curiosamente, la noticia de que Teresa había dado negativo en un test de ébola llegó en las últimas horas del domingo en el que los católicos reconocen la gran labor de los 13.000 españoles que como los hermanos Pajares y García Viejo dan la vida por los demás. Dice un colega sacerdote, y con razón, que con tal cifra se pueden formar muchos equipos de fútbol. Ellos defienden que si volvieran a nacer también repetirían, aunque el mundo (o una parte de él) les señale como apestados misioneros.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

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