Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

IMPRESIONES

Periodismo: "La Historia que pasa"

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura3 min
Opinión03-09-2014

Cuenta Rafael Mainar en El arte del periodista (1906) que el periódico debiera ser “La Historia que pasa”. Por desgracia, añade, las más de las veces un periódico es: “La hoja impresa que nos refiere lo que ha sucedido, lo que pudo suceder y hasta lo que no sucedió; lo que se piensa y lo que no se ha pensado; es la impresión fotográfica del vivir, con todas las veladuras y falsedades de la fotografía cuando por el objetivo todo pasa en rapidísimo, en vertiginoso movimiento”. Han pasado 108 años desde aquellas palabras y lo que de hecho son los “periódicos” –ya impresos o digitales, radiados o televisados- se ajusta a lo que veía Mainar en su época. Veamos si ha cambiado también el ideal, el deber ser del periódico como “La Historia que pasa”. Mainar sostiene que esta afirmación se puede entender en tres sentidos que explican las tres motivaciones por las que se puede fundar un periódico. La primera es la de hacer “periódicos para que la Historia pase como conviene a sus fundadores y mantenedores”. Son los periódicos de partido, de clase, de opinión. Como Público y La Razón. Todos estos periódicos dicen –según Mainer– “así han ocurrido las cosas”, y si lo que ocurrió es bueno se debe a que triunfaron los principios que defiende el periódico, mientras que si es malo se debe a que no se cumplieron sus principios. La segunda es la de los periódicos personalistas, “hechos con el propósito de pasar el fundador a la Historia, o de influir en ella”. Los personalismos pueden ser tan variopintos como las personas. Aquí caben desde AR hasta El Mundo, pasando por los perfiles de redes sociales de tanta celebrity, algunas de referencia global y otras desconocidas en su propio barrio. Pienso también en Tele 5, que no se constituyó para ensalzar a una persona concreta, aunque ha vivido años de explotar la imagen de la princesa de la calle y sigue buscando personalidades para el consumo audiovisual. La tercera es la del periódico-industria, que debe su fundación “a la moderna industria y el comercio moderno de hacer y vender historias”. La independencia –siempre relativa, dice Mainer– sólo es posible en este tipo de periódicos, cuyo único juez es el público. Para Mainer parece claro que ganar y consolidar público –asentar el negocio– le exige al periódico hacer buenas noticias: exactas, rápidas, abundantes, excelentemente presentadas y con serenidad de juicio. A mí me parece que la debilidad teórica de su planteamiento ya era visible entonces; pero los últimos 100 años no nos dejan lugar a dudas. El industrialismo, el capitalismo, la ley de la oferta y la demanda… eran entonces las metáforas dominantes que se imponían sobre toda la realidad. Pero ya conocemos las nefastas consecuencias sobre la dignidad de las personas y de los pueblos que conlleva ese planteamiento. Como todas las visiones unilaterales y parciales, la del industrialismo no sólo atentó contra la vida del hombre, sino que acaba por aniquilarse a sí misma. La actual crisis de ideas, de moralidad y de viabilidad del Periodismo actual es una crisis de visión y de sentido, fruto de una visión simplista de la prensa como una actividad industrial. Es esa visión parcial y anticuada la que tiene que pasar a la Historia.

Fotografía de Álvaro Abellán

$red

Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach