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CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR

Cambio hijo por indemnización

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión07-07-2002

“Véanlo”, decía mostrando su hijo a los médicos. Le faltaba un brazo y tenía otras deformaciones. “Denme 10 millones por este error médico y quédense con él, porque esta es una carga que no tengo obligación jurídica de soportar”. Imagino a los médicos perplejos, no ya por las crueles afirmaciones de una madre hacia su hijo, sino por el respaldo de los jueces a tan nauseabunda y bárbara acción. Me da la impresión de que la malnacida de esta historia no es la criaturita. Podría serlo una madre que denuncia a los médicos porque no la dejaron abortar un feto con malformaciones y pone a su hijo por testigo y prueba. Ya se dio una situación similar en Francia, allá por el 96, cuando a un chico de 15 años el Estado le miró a la cara y le dijo: “Perdónanos por no haberte matado cuando la ley nos lo permitía, aquí tienes una indemnización de por vida como compensación por tener que vivir tal y como eres”. La lucha alocada de unas feministas que se convirtieron en infanticidas, olvidando aquello absurdo pero de moda de que “tus derechos acaban donde empiezan los de los demás”, acaba mostrando sus frutos. Hace ya muchos años cualquier jurista de sentido común decía que “despenalizar” algo -dejar de condenar una acción- viene poco a poco a ser sinónimo de “legalizarlo” y, finalmente, de convertirlo en un “pleno derecho”. Así ha sucedido con el aborto. De pensar en la “despenalización” para evitar situaciones extremas donde la mujer era víctima, hemos llegado al “pleno derecho” en el que una madre puede denunciar -y ganar el juicio- al médico por la irresponsabilidad de haberle permitido tener un hijo distinto del que quería. Ya me parece a mí repulsivo el deshacerse de una vida molesta antes de que tenga voz para gritar, pero mucho más cruel es, fallado el primer intento, hacerle presente a alguien cada día de su vida que, si hubiera sido por su madre, no habría nacido, y, además, hacer partícipe de semejante anuncio a toda la sociedad. ¿Qué pensará el quinceañero francés cuando ingrese la pensión con la que le piden perdón por haberle dejado vivir? ¿Qué sentirá este error médico español, de seis añitos, cuando su madre le mira a los ojos recordando las palabras del tribunal: el niño “es un daño que la reclamante no tiene el deber jurídico de soportar”?

Fotografía de Álvaro Abellán

$red

Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach