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ANÁLISIS DE ESPAÑA

¡‎Es la política, estúpido!

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura4 min
España02-06-2014

Está pasando una cosa en España que hacía mucho tiempo que no pasaba. La gente ha vuelto a leerse un programa electoral. En el mejor de los casos, antes de ir a votar. Otros muchos lo han hecho después. Algunos con el interés de comprobar qué es eso de lo que habla todo el mundo y otros directamente con el colmillo afilado, con interés de buscarle las cosquillas. Lo cierto es que eso es uno de los éxitos ya incuestionables de Podemos. La vuelta a la política de siempre. Programa, programa, programa, que decía Anguita antes de que los programas fuesen algo creado para no ser cumplido y por tanto no leído. Lo cierto es que en el programa de Podemos hay de todo. De hecho hay cosas que seguramente se encuentren en los programas electorales de otros, pero a la formación de Pablo Iglesias se le otorga aún una presunción de credibilidad que el resto de partidos evidentemente se ha dejado en el camino. Es lo que tiene no haber gobernado, se excusan. El programa son 36 folios en los que se incluyen medidas que indigna que no estén siendo ya aplicadas: poner freno a las puertas giratorias de la política y las grandes empresas, endurecer los requisitos del delito fiscal, su discurso inequívoco contra el mamoneo de los paraísos fiscales... Pero detrás de esa fachada, el programa mete aspectos más discutibles como la existencia de una renta básica para el ciudadano (que a algunos no les daría para vivir bien, pero si para ir tirando con una paguita, lo que mata la competitividad)‎. También propuestas de sesgo muy ideológico que uno duda que sirvan para hacer un país mejor, como prohibir las corridas de toros, por ejemplo. A ‎Podemos le ha votado y le va a votar en el futuro gente de diversas edades y perfiles. No son perroflautas, ni las asambleas del 15M. Al menos no sólo. Tampoco su éxito se debe en exclusiva a twitter o las tertulias de televisión. Animo a quien quiera a que se de un paseo aún hoy por algunos barrios de Madrid donde todavía cuelgan multitud de carteles del partido por muros y‎ fachadas, muchos de ellos hechos a mano. Todo eso pasaba, una campaña electoral paralela a la que los periodistas no prestamos la atención debida, mientras andábamos perdidos en el enfrentamiento de "y tu más" de los grandes partidos. El éxito del Pablo Iglesias es articular un discurso directo y sin concesiones sobre los problemas cotidianos de la gente. El empobrecimiento, los desahucios, la corrupción, la casta, la poca democracia interna de los partidos tradicionales... a quien no tiene trabajo hoy día le importa poco la unidad de España, o el terrorismo de ETA (según ‎el CIS, en el puesto número 20 de las preocupaciones de los españoles). En torno a Podemos se ha devuelto la política al centro del debate. A Pablo Iglesias se le pregunta por su programa, por su organización del partido, se le pregunta por cómo va a hacer que nos podamos jubilar a los 60 años currando 35 horas semanales con una población que tiende al envejecimiento. También, se le pregunta por Cuba y Venezuela, sistemas de los que es admirador, aunque ahora él prefiera esconderlo y hablar de Finlandia. Pero mayoritariamente se habla de política, de propuestas, de Europa, no de si un señor es machista. Esto contrasta con la presunta renovación en la que anda inmerso el PSOE tras su enésimo batacazo electoral. ‎En lugar de hablar de política o propuestas, se enfoca la cuestión como un mero cambio de caras. Como si esa crisis se solucionase con la salida de Rubalcaba. Lo que hace falta es un discurso. Nadie sabe qué es lo que proponen los distintos candidatos que postulan estos días. Si la cosa se redujese a una cuestión de caras, a los socialistas les bastaría con fichar a Sofía Vergara o a George Clooney y a correr. Y por otro lado está el PP. Las elecciones europeas evidenciaron una pérdida brutal de votos. Pero ellos no se inmutan. Llaman friquis a Podemos y se jactan de la crisis socialista, aunque admiten que echarán de menos de Rubalcaba, el peor epitafio político para un socialista. En realidad el PP juega todo a una carta de cara las elecciones generales: la recuperación económica. La misma recuperación que, según dicen, se ve ya en todas partes, pero que no ha tenido ningún éxito en las últimas elecciones. Pero así piensan seguir hasta 2015, sin caer en la cuenta de que para entonces y pese a que exista una supuesta recuperación van a ser muchos los pelos que se han quedado en la gatera y gente en el camino. Entonces la sociedad podría volverse contra ellos alegando que eso no es suficiente. Y que Rajoy dispuso de una mayoría absoluta en la que además de apretarnos el cinturón tendría que haber predicado con el ejemplo y haber realizado medidas de regeneración democrática que han brillado por su ausencia. Entonces los 'populares' se sorprenderán de que la gente piense que no sólo era la economía. También era la política, estúpido.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio