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SIN CONCESIONES

La Libertad es un privilegio

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura2 min
Opinión01-07-2002

La libertad es un privilegio del que casi no somos conscientes en pleno siglo XXI. Creemos que no hay más esclavos que aquellos que visten cadenas en los pies y tienen al servicio de otros sus manos. Pero ser libre no es sólo una cuestión material. Es también una condición oral, espiritual y moral. Ser libre implica decir lo que uno piensa, creer en lo que uno crea más conveniente y saberse libre de seguir el camino previamente elegido. La libertad ha sido y seguirá siendo siempre un privilegio. Pero aún hay muchos rincones del mundo donde prima la esclavitud y prevalece el pensamiento único. No hace falta irse muy lejos. Hace dos semanas estuve en Vitoria y aún recuerdo el miedo escondido tras las ventanas, los ojos que te acechan en cada esquina y el silencio que espía en medio de una aparente calma. Excesiva calma, por cierto. La capital del País Vasco es una paradoja en sí misma. En ella abundan los carteles de enaltecimiento a ETA a pesar de que gobierna un alcalde, supuestamente, "fascista". Es una ciudad con grandes y hermosos jardines en los que no juega ningún niño. Es un municipio repleto de arte e historia en el que una minoría abertzale asedia a quienes piensan de manera diferente a ellos. No hay plena libertad. La amenaza terrorista está dentro de cada herriko taberna y de cada coche aparcado en una esquina. La mayoría demócrata vive cada vez más sometida al miedo de la minoría etarra. Permanentemente necesitan muestras de que las leyes, el Gobierno y la Justicia están con ellos. La entrada en vigor de la Ley de Partido es, para ellos, una simple esperanza. Es una oportunidad de normalización política que ni siquiera ellos saben si tendrá el efecto deseado. Nadie lo sabe. Pero creen que quedarse de brazos cruzados es un síntoma de dar la batalla por perdida frente a un seis por ciento de españoles que no se consideran tales y que son más libres que el 94 por ciento restante. Esta es la verdadera paradoja de la democracia que está acabando consigo misma en el País Vasco. Mientras la libertad sigue siendo un privilegio para nosotros, parece una utopía para ellos. Son esclavos de la libertad de otros, que se creen en el derecho de arrebatarla a los demás y de imponer la suya propia más allá de donde establecen los límites de la democracia.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito