Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

Análisis de Deportes

Dos orgullos y una décima

Fotografía

Por Javier BirlangaTiempo de lectura3 min
Deportes26-05-2014

"El fútbol es el juego más difícil del mundo, porque se hace con los pies obedeciendo a la cabeza... y miren la distancia que hay". Esta es una de las históricas frases que mejor definen el deporte rey. Esta afirmación de Ángel Labruna bien sirve para definir una de las claves de la final del sábado. El Atlético de Madrid estuvo a un minuto y medio de ser Campeón de Europa. Los rojiblancos tuvieron en sus manos la UEFA Champions League durante una hora, algo más si contamos el descanso, y en una final ante el Real Madrid. Y la hubieran ganado si no hubiera sido por culpa de un rival cuya fe y orgullo le llevó a intentarlo de todas las formas posibles y hasta el último segundo. El cuadro de Diego Pablo Simeone empleó las mismas armas que les habían llevado hasta esa situación y a ser campeones de Liga, y si hubieran renunciado a ello para intentar encontrar otra vía de cara al título, hubieran renunciado a sí mismos. Con el marcador a favor, los rojiblancos se defendieron con uñas y dientes, con el aliciente de que estaban a punto de hacer algo insólito y eterno, y con las ganas y fuerzas con las que cualquier aficionado colchonero hubiera saltado al terreno de juego. Liderados por un capitán Gabi excelso, llevaron sus ilusiones hasta donde pudieron, y hasta donde les dejaron. Lo hicieron todo, pero enfrente estuvo el Real Madrid. El cuadro blanco no es un rival cualquiera, y mucho menos en la Champions. Si los de la Ribera del Manzanares lo dieron todo por defender el resultado, los de Chamartín hicieron lo propio por revertir la situación. Había algunos que no tenían su día, los disparos iban donde cualquier otra noche acababan dentro y las piernas y la cabeza, aunque Labruna diga que están lejos, comenzaban a responder a la vez de manera menos eficaz. Pero si el Atlético encontró en Gabi a su faro cada vez que recuperaba la pelota, el Madrid tuvo en Sergio Ramos a su bastión en su incansable lucha por la décima. El de Camas no solo acabó marcando el gol clave de la final, si no que fue el mejor de su equipo, el único que nunca erró un pase, y el que siempre llevó la remera blanca con el orgullo que los aficionados blancos exigen cada partido. En el minuto 93 marcó el sevillano y no solo impidió el título rojiblanco y dio vida al Madrid, si no que el impacto mental y físico fue tremendo en ambos conjuntos. Exceptuando al Cholo Simeone y a Gabi que arengaron a una afición que tardó pocos segundos en recuperarse del mayor mazazo de su historia, y de un Adrián que se marcó un partido magistral, el resto de los jugadores se vinieron abajo. Querían, pero la fe no era de la misma intensidad y desde luego las piernas ya no daban para mucho más. En la prórroga el Real Madrid impuso su ley, y aunque Bale y Cristiano no tuvieron su noche, la fe y las ganas del siempre incansable Di María bastaron para romper la final. Los cracks marcaron, uno tras una magnífica acción del argentino y el otro tras una pena máxima que el trencilla se podría haber ahorrado en un acto de sensibilidad y categoría humana, pero no lo hizo y el marcador reflejó un 4-1, injusto para lo visto en el campo. Lo más justo hubiera sido que ambos ganasen la Liga de Campeones. Venían de un viaje largo y realmente bien realizado, culminado con unas semifinales de escándalo y una final gloriosa. Unos lo dieron todo por aguantar, los otros lo dieron todo por darle la vuelta. Ganó el Real Madrid porque las piernas obedecen a la cabeza, y la cabeza de los rojiblancos se vino abajo cuando la de Ramos les golpeó al abismo. La décima es un hecho, pero el orgullo de ambos equipos, aunque no sea palpable en una Copa, es tan grande como a la vez incorpóreo.

Fotografía de Javier Birlanga

Javier Birlanga

Director de Deportes de LaSemana.es

Graduado en Periodismo por la UFV

Redactor de Deportes en Cadena SER

He trabado en MARCA y Radio Marca