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ANÁLISIS DE CULTURA

Esos iluminados

Fotografía

Por Marta G. BrunoTiempo de lectura2 min
Cultura04-12-2013

Algunos escritores se enrocan en el pasado, otros imaginan el mundo de lo imposible y lo plasman sobre el papel, y otros que, cual videntes, predicen lo que ocurrirá en el futuro, aunque no sea de forma explícita, sí con pinceladas que lo dejan entrever. Ya ocurrió en el pasado. El cubismo, el surrealismo o Fakfa vaticinaban el caos. Todo se da la vuelta y las cosas más elementales pierden su sentido. Leonardo da Vinci, el profeta del Renacimiento, haciendo alusión al autor Edouard Schure y su obra con el mismo nombre, describía el mundo con una detallada observación, sin perderse por el camino, lo que le llevó a ser calificado como tal. Autores como Thomas Wolfe ya hablaban del boom inmobiliario en 1938 (Especulación), que enriquecería a unos cuantos para arruinar a muchos después. Otros como Alexis de Tocqueville planteaban en el siglo XIX la pregunta que aún hoy en 2013 nos seguimos haciendo: ¿es viable una doble reivindicación de libertad e igualdad? En Democracia en América ya especulaba sobre su futuro en Estados Unidos, con vistas a lo que pasaría en el resto del mundo con el paso de los años y la evolución. Una posible degeneración hacia un despotismo suavizado, que cae sobre los ciudadanos como una bruma casi invisible, y sin casi darnos cuenta, empaparnos. George Orwell también se aventuraría a prever lo que en efecto está ocurriendo con 1984 (1949). Libertad a cambio de un cómodo sometimiento. ¿Vivimos en una sociedad orwelliana? ¿que nos veamos obligados a tapar las cámaras de nuestros portátiles y Smart tv supone vivir con el miedo constante a la vigilancia perpetua? Sin llegar al límite de sufrir el yugo de un régimen totalitario, el estricto control que las altas esferas mantienen sobre el ciudadano deja al autor como un cuasi profeta. Hoy otros agoreros, iluminados, están por todas partes. La mayoría sin la base de los antiguos y el crédito vendido a las ventas de libros y a las audiencias. Contar las cosas tal y como pasan. Es el concepto que por lo menos siguen autores vivos como Tom Wolfe, basándose en Balzac o Émile Zola, la línea básica observadora de Leonardo da Vinci y la pisoteada por todos los demás de nuestro tiempo. Éxito disfrazado de mediocridad, que no debería tardar demasiado en florecer.

Fotografía de Marta G. Bruno

Marta G. Bruno

Directora de Cultura de LaSemana.es

Licenciada en Periodismo

Estudio Ciencias Políticas

Trabajo en 13TV

Antes en Intereconomía TV, La Razón y Europa Press