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ANÁLISIS DE ESPAÑA

Asesinos en prime time

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España02-12-2013

Desconozco la audiencia que pueda tener ver al asesino de Anabel Segura repetir eso de que mataron a la joven porque "la cosa se fue de las manos". No comprendo el interés que puede tener ver a Miguel Ricart someterse a la prueba del polígrafo como si fuese una fulana cualquiera que acude al plató para contar que se ha tirado a un torero. ‎Las televisiones preparan su particular Ongi Etorri a los excarcelados por la doctrina Parot. Aquí no hay cohetes, ni repicar de campanas, pero la muerte y el sufrimiento de las víctimas también se frivoliza y se supedita a una causa. En este caso el morbo y en una modalidad nostálgica además, pues vuelven los casos de la crónica negra de ayer, de hoy y de siempre. Es como si España necesitase rasgarse las vestiduras con sus fantasmas de siempre ‎en lugar de la aburrida prima de riesgo o los seis millones de parados.‎ ‎ La sociedad está enferma cuando ve en Inés del Río a una luchadora y cuando ve un filón de audiencia en el violador de un niña de 10 años. Otra cosa es la foto de la salida de prisión de estos asesinos. Esa es la imagen de una sentencia desgraciadamente histórica que si no se acompaña de esa cruda realidad se entiende sólo a medias. No basta con leerse lo redactado por un grupo de jueces en una cómoda sala de la lejana Estrasburgo. Es necesario comprender el alcance de la Justicia desde el frío que provoca ver salir a estos asesinos. Diferente es lo de llevarlos a la tele. Da igual que sea un ciudadano que ha pagado su deuda con la Justicia, da igual que vaya sin cobrar. Da igual que las preguntas sean muy incisivas, que el regidor pida el aplauso en las preguntas y no en las respuestas, que la entrevista sea un linchamiento o que ‎acuda para pedir perdón. Han tenido mecanismos suficientes durante muchos años a la sombra para hacer llegar ese arrepentimiento a quien de verdad le puede interesar, es decir, a las familias de las víctimas.‎ ¿Un polígrafo? ¿Una entrevista/linchamiento? ¿O una entrevista cómoda para evitar que la pieza se vaya a la otra cadena? En ese caso bastaría con vestirlo de falso periodismo de investigación, decir que hay puntos negros en el caso y dejar que el monstruo ofrezca su versión a la audiencia en lugar de a la Policía.  "Especial Alcasser 20 años después. ¿Dónde está Antonio Anglés? Lo cuenta Miguel Ricart, la última persona que le vio con vida". ¿Qué será lo próximo? Quizá les pongan una joven de quince años amarrada en el plató para ver cómo reaccionan. Lo argumentarán diciendo que el público tiene derecho a saber qué  clase de persona ha salido a la calle. ‎Y si resiste la tentación dirán que está rehabilitado para la vida y para ir a una isla rodeado de famosos. Cuando Orwell dijo que "periodismo es publicar aquello que alguien no quiere que publiques", se refería a otra cosa. Si la sociedad va a terminar decidiendo lo que está bien y lo que está mal en función del share, entonces el ciudadano va a tener más responsabilidad, va a jugarse más su sistema de convivencia con un mando a distancia que metiendo una papeleta ‎en una urna. ‎

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio