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EL REDCUADRO

Capillitas de la huelga

Fotografía

Por Antonio BurgosTiempo de lectura3 min
Opinión16-06-2002

Con lo que ha avanzado la Humanidad, no se ha inventado todavía un aparato que sería de lo más útil: la máquina de contar manifestantes y millones del Rocío. El rociómetro. Es una gran contradicción de la tecnología. Somos capaces de contar cuántos charcos helados hay en Marte, pero no de aforar cuántos sombreros de palma del SOC hay junto al Caballo desde donde el Cid comprueba cómo relucen las calles de Sevilla cuando suben y bajan los andaluces con las rojas banderas sindicales de este eterno "Novecento". Que eso también es Sevilla Eterna y no se dice: la perenne bandera roja levantada. Aquí Pepe Díaz levantó la bandera roja junto al Arco de la Macarena en la huelga general revolucionaria de 1931 y aún no se ha arriado. Díganme si eso es o no es Sevilla Eterna. Nos pasamos la vida condenando la Sevilla Eterna de la derecha pero también hay una Sevilla Eterna de la izquierda. Los manifestantes del domingo, por ejemplo, son los capillitas de la huelga. Tela de aficionados. Se embelesan oyendo "La Internacional" como los capillitas con "Amargura": "Mira cómo se me han puesto los vellos de punta..." Hablaban de lo bien que les salió la manifa como los chaquetas azules comentan en el "bar cofrade" lo bonito que entró el palio en Campana. A la Macarena le gritan "Guapa" y a Aznar le llamaban de todo, menos bonito. Las manifestaciones salen aquí tan bien por lo que nos gusta un cortejo, algo que discurre. Hasta a la Feria le damos un aspecto procesional, con el paseo de coches y caballistas. La gente se pone a ver pasar los coches de caballos como contempla en la bulla el Caballo de Triana. No hay fiesta grande sin cortejo que pasa: Corpus, Virgen de los Reyes. El éxito de la Cabalgata radica en que es la gran procesión cívica. Y del mismo modo, la manifestación es siempre una procesión civil. Una cabeza de manifestación tiene en Sevilla bastante de presidencia del palio. Tú le das a Méndez y a Fidalgo una vara dorada en vez de una pancarta y aquello es la presidencia de la cofradía del Cerro, por poner una analogía de lo más popular. (El Cerro del Águila es a la Sevilla de la democracia lo que La Estrella a la de la II República: la gran cofradía de barrio obrero con conciencia de clase). Habiéndose demostrado, pues, que en la Sevilla Eterna hay un montón de capillitas de la huelga (250.000 según Canal Sur o 50.000 según Torres, a falta de rociómetro), es por tanto de todo punto lógico que monseñor Amigo haya dado el cante por Vallejo y los haya exhortado. ¿No oficia las funciones principales de los centenarios porque se lo piden los capillitas de las cofradías? ¿Por qué entonces no les va a dedicar unas palabras simpáticas a sus capillitas de la huelga? Desde su proverbial soberbia franciscana, piensa el mitrado no purpurado que tan Sevilla Eterna es lo uno como lo otro. Cuando los capillitas cofradieros celebran una coronación les echa un panegírico, y con los capillitas de la huelga en su función principal ha llegado a más, está encantado de que nadie proteste porque en los cortejos de los capillitas de la huelga vayan tantas mujeres nazarenas. Los sindicatos ya no son correa de transmisión de nadie, sino al revés: los partidos políticos son la correa de transmisión de los sindicatos. IU se ha ofrecido para formar parte de los piquetes informativos. El PA se ha tirado de espontáneo. De igual modo, para encender una vela en el Club Pineda y otra en San Telmo como hace siempre, monseñor Amigo se ha convertido en algo más que piquete informativo de la huelga: en piquete mitrado. Esto nada más que pasa en Sevilla. Tan es así, que hoy no me ha salido un recuadro, sino un discurso del Loco Amaro, el que hablaba del milagro de aquel arzobispo que había convertido los panes en piedras de su Palacio...

Fotografía de Antonio Burgos

Antonio Burgos

Columnista del diario ABC

Andaluz, sevillano y del Betis

** Este artículo está publicado en el periódico ABC y posteriormente recogido de AntonioBurgos.com por gentileza del autor