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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Colombia, un proceso con riesgo para el Estado

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional12-11-2013

El proceso de paz en Colombia sigue avanzando, más lentamente de lo previsto, pero al menos continúa en marcha. El reciente acuerdo sobre la integración de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en la vida política ha levantado ampollas. Por un lado están los que apuestan al máximo por la pacificación de un conflicto que lleva décadas generando dolor y sufrimiento. Por otro, se encuentran aquellos que ven la situación con escepticismo y los que no quieren impunidad. No es la primera vez en la historia que se intenta alcanzar acuerdos con las FARC, pero todos han fracasado pese a las expectativas creadas al principio. Las FARC es una de las guerrillas más veteranas del mundo, ha conseguido hacerse fuerte en algunas zonas colombianas y ha creado un gran entramado económico donde el narcotráfico es su principal fuente de financiación. El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, apuesta fuerte por la negociación a pesar de haber sido ministro de Defensa en el Gobierno de su antecesor Álvaro Uribe, quien eficazmente plantó cara a las guerrillas y redujo la criminalidad de forma muy considerable. Este cambio ha hecho que parte de la opinión pública crea que Santos también busca la paz para ganar popularidad gracias a los acuerdos, con vistas a las próximas elecciones presidenciales de 2014. En cualquier caso, que los líderes guerrilleros puedan dar el salto a la vida política es todo un logro para ellos. A la vez supone un duro golpe para los policías, militares, políticos y población civil que han sufrido los ataques cometidos por la organización criminal. Sin embargo, todavía queda por definir cómo se va a hacer esa integración política, quién va a poder acogerse a ella, en qué condiciones y qué sucede con los delitos cometidos. También hay que prestar especial atención a ver qué pasa con asuntos aún más espinosos para las FARC, como la renuncia al narcotráfico, el desarme, y las reparaciones hacia las víctimas. En estos tres aspectos se verá si la guerrilla realmente apuesta, o no, por la paz. Es sabido que en cualquier negociación todas las partes deben renunciar a alguna de sus pretensiones. De momento, da la sensación de que el Gobierno de Santos es el que más está cediendo. Es muy arriesgado lograr la paz a cualquier precio. Ojalá que la balanza se vaya equilibrando y que las FARC se impliquen decididamente. Demasiadas concesiones gubernamentales pueden ser consideradas como una debilidad del Estado, que entonces estará más cerca de su derrota.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD