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El hambre acosa a 815 millones de personas

Por Elena R. BenitoTiempo de lectura2 min
Sociedad14-06-2002

La clausura de la II Cumbre de la Alimentación de Roma tuvo que adelantarse una hora para no coincidir con el partido que enfrentaba a las selecciones de Italia y México en el Mundial de Fútbol de Corea. En la cumbre se han escuchado palabras como las pronunciadas por Kofi Annan, secretario general de la ONU: "El hambre es una de las peores violaciones de la dignidad humana.

En un mundo de abundancia está a nuestro alcance acabar con esta lacra y fracasar en este empeño nos debería llenar a todos de vergüenza". Sin embargo, el desplante de los países ricos a esta cumbre, organizada por la ONU y la FAO parece demostrar que la lucha contra el hambre no ocupa un lugar de privilegio en la agenda de los países de occidente. Donde el hambre sí que ocupa un puesto principal es en la lista de causas de muerte: en la actualidad, cada cuatro segundos una persona muere en el mundo por desnutrición, 24.000 al día. El hambre es una lacra que afecta a más de 815 millones de personas en el mundo, de las que 300 millones son niños. En la cumbre de 1996 se acordó reducir a la mitad el número de afectados en el 2015, pero el fracaso constatado en este segundo encuentro contradice estas expectativas. El director general de la FAO, el senegalés Jacques Diouf, ha denunciado que "a este ritmo, se alcanzará el objetivo 45 años más tarde de la fecha fijada" y ha propuesto una nueva alianza mundial contra el hambre. Para que esta alianza sea efectiva se necesitan 24.000 millones de dólares (26.400 millones de euros) adicionales al año en inversiones públicas. "El problema no es de recursos, que hay para todos. El problema es que los países ricos producen más de cuanto necesitan y que el mercado funciona con un mecanismo injusto: los países pobres no pueden abrirse camino porque están constreñidos a pagar altos aranceles y porque los productores de los países ricos tienen detrás el impulso de los subsidios. Por ello, los subsidios deben desaparecer, de otro modo el mercado será injusto", explica Kofi Annan. Mientras los países firman acuerdos que quedan en el aire, el hambre se concreta en tragedias como las de la sequía de Malaui, Zimbabue y Zambia, donde doce millones de personas pueden morir este año.

Fotografía de Elena R. Benito