Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

IMPRESIONES

¿Despertar? ¿Para qué?

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura3 min
Opinión04-06-2013

Escribo esto el día en que cumplo años, lo que me ofrece una excusa como otra cualquiera para hacer balance de lo vivido. En realidad, esa excusa la tenemos también al principio y al final de cada tarea, lo que nos permite, al menos, hacer balance una vez al día, al comienzo o al final de la jornada. Es apasionante esto de los ciclos humanos: días, semanas, estaciones, años. Siempre iguales y, por humanos, siempre distintos. Hacer balance es lo que Sócrates llamaba el autoexamen, y lejos de ser una cosa terrible es lo único que nos permite gobernar nuestra propia vida, ser más quienes queremos ser, luchar por ser más felices y mejores. El examen del pasado, es verdad, puede implicar arrepentimiento. Cada vez que escucho a alguien decir «No me arrepiento de nada» pienso: «O es Dios, o es un animal, porque no arrepentirse no es humano. Y no parece Dios…». , Arrepentirse no sólo es algo exclusivamente humano, es también la única forma de gobernar y enmendar nuestro pasado y la única forma efectiva de negar -rechazar, superar- nuestros errores. También podemos solidarizarnos con nuestro pasado, aunque en él cometiéramos errores. Pero eso no es lo mismo que no arrepentirse, sino más bien un hacer las paces con uno mismo, a pesar de todo. Eso sí es humano, y tal vez exige mucha madurez, pues es difícil quererse uno mismo, cuando uno mismo se conoce bien. Y además de arrepentirnos y solidarizarnos podemos también afirmarnos en las experiencias vividas, en las que aprendimos a ser quienes somos. En las que fuimos capaces de ser quienes queremos ser. Reconocer esos momentos y reafirmarlos, actualizarlos, es también importante. Leo en Julián Marías, en su recomendable Mapa del mundo personal, una idea muy sugerente. Cada mañana, al despertarnos, es un momento sumamente interesante para preguntarnos: «¿Para qué despertarnos?», «¿Para quién despertarnos?» e, incluso, «¿Quién es este que se despierta?». El orden de las preguntas resulta también sugerente. Porque cada día me levanto para algo distinto. El qué es a un tiempo urgente y mudable. Es lo que toca hoy. El para quién suele ser más estable, e incluye no sólo a las personas con las que tenemos un contacto cotidiano, sino para aquellas con quienes tenemos una relación personal fuerte -sea o no próxima o frecuente-, aquellas que tienen que ver con el sentido de nuestra vida o, incluso, aquellas para las que nuestra vida se configura como una respuesta. Y el quién se levante hoy tiene siempre, a un tiempo, una única respuesta (yo) y otra a un tiempo misteriosa y decisoria, pues somos para nosotros mismos un interrogante que nunca queda definitivamente respondido, aunque lo respondemos en cada hora de nuestra vida. Cumplir días y años es siempre, precisamente porque podemos hacer balance del pasado, una cuestión del presente que escruta con esperanza el futuro. Y bienvenidos los días y las horas que sean, pues en ellas descubro, aunque no siempre a la primera, que todas vienen cuajadas de personas y proyectos que pronuncian mi nombre buscando en mi interior a ese quién que aún sigo descubriendo.

Fotografía de Álvaro Abellán

$red

Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach