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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Mandela, el ocaso de la vida

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional01-07-2013

Nelson Mandela ha llegado al ocaso de su vida y seguro que lo hace con el sentimiento de haber cumplido su misión y dejando una Sudáfrica mejor. Solo por el hecho de vivir más de 90 años ya se es un privilegiado. Si, además, se hace de forma tan intensa, con tantas vicisitudes como las que sufrió y con el éxito político y social que cosechó, entonces ya se pasa a un nivel superior. Mandela ha hecho historia y será recordado por su carisma y por su fortaleza para seguir trabajando por la democracia y por la igualdad de derechos entre las razas de Sudáfrica. Todo ello, pese a estar décadas encarcelado, haciendo trabajos forzados y en condiciones, prácticamente, infrahumanas. Sí, aunque parezca mentira, hasta 1991 una privilegiada minoría blanca controlaba el país y, amparándose en la ley, discriminaba a negros, mulatos..., que eran ciudadanos de segunda (o de tercera). Mandela, que llegó a ser considerado terrorista, fue poniendo las bases para acabar con el apartheid, gracias a una labor ardua y constante. Además, a finales de la década de 1980 y principios de los 90, la segregación racial sudafricana cada vez era peor vista por la comunidad internacional, que hasta entonces había sido más condescendiente. La constancia de Nelson Mandela y la coyuntura posibilitaron acabar con una situación anacrónica, más propia de siglos pasados. Se terminaba la discriminación y se iniciaba una nueva etapa en Sudáfrica, en la que Mandela llegó a ser presidente para todos (aunque suene a tópico). Han pasado más de 20 años desde entonces, pero aún queda mucho camino por recorrer en cuanto a la verdadera unión social. Las décadas de discriminación siguen estando presentes en el subconsciente de muchos, que aún ven con recelo al "otro". Mientras que no se logre superar el pasado, mejorar el presente y apostar por el futuro no se obtendrán grandes avances en ningún ámbito. Sin embargo, hay que ser optimistas porque hay un ejemplo que seguir, el de Nelson Mandela.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD