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SIN CONCESIONES

Las barbas del vecino

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura2 min
Opinión06-05-2013

Al vecino le han comunicado el desahucio. Es una noticia traumática para toda la familia. Al parecer, sus deudas son demasiado grandes y los ingresos son insuficientes para pagar todo lo que debe. Lleva un año apretándose el cinturón para resolver el problema, pero es insuficiente. Vendió el apartamento de la playa y conduce el mismo coche desde hace nueve años. Pero ni así le llega para devolver los préstamos. Cuando la economía caminaba por la senda de la alegría, pidió un gran crédito para marcharse en verano con los hijos a Estados Unidos y para amueblar la casa en la Costa del Sol. Ahora está pagando las consecuencias y el desahucio parece inminente. El padre se llama Passos Coelho y la familia se apellida Portugal. El paralelismo sirve para entender la realidad de la crisis y acercar nuestra razón al verdadero problema que atraviesa la economía. España está mal pero el vecino está mucho peor. Su primer ministro acaba de anunciar un nuevo paquete de reformas sangrantes para la sociedad pero necesarias para sacar a un país en ruinas del agujero en el que lleva años inmerso. La jornada laboral asciende de 35 a 40 horas semanales, se reducen las vacaciones y van a la calle 30.000 funcionarios. Además, la jubilación se retrasa un año y bajan las pensiones. Las medidas equivalen a un desahucio para muchos de los ciudadanos. Mal de muchos, consuelo de tontos. Pero la realidad de Portugal abre los ojos sobre lo que está pasando en España. Aquí hubiera sucedido lo mismo si el Gobierno hubiera pedido en otoño el famoso rescate a la Unión Europea. Por suerte, Rajoy evitó ese trance y reintrodujo al país en la senda de la credibilidad para los mercados. La prima de riesgo ha pasado en medio año de 600 puntos a menos de 300 y los intereses de la deuda han caído a las cotas habituales antes de que empezara la crisis. Son pequeños hitos que no apreciamos los ciudadanos y que apenas se notan en nuestros humildes bolsillos. No se percibe hasta que al vecino de al lado le desahucian y entiendes que a ti te podría haber pasado lo mismo. Del hermano, del amigo y del compañero también se aprende. Es esa lección tan española de la barba del vecino, que nos hace sentir un problema en nuestras propias carnes aunque en realidad no sea propio. Aquí ya somos bastante conscientes de la crudeza de la crisis y de sus consecuencias. Tenemos 6 millones de personas que lo saben mejor que nadie. Pero otros aún no han comprendido la verdadera dimensión del problema y, sobre todo, no vislumbran que los mismos recortes que está aplicando Portugal ya se habrían acometido en España de no ser por la senda de la austeridad que Zapatero emprendió obligado hace justo tres años y que Rajoy ha continuado para evitar que acabáramos rescatados. Porque con rescate estaríamos tan desahuciados como el vecino Portugal. O peor aún.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito