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SIN CONCESIONES

Cómo salir de la crisis

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura4 min
Opinión29-04-2013

Nos prometieron que la crisis acabaría en seguida. Aseguraron que en una legislatura crearían tres millones de empleos. Afirmaron que el paro desaparecía con que Zapatero perdiese su trabajo. Presentaron a Mariano Rajoy como un salvador. Garantizaron que las recetas del Partido Popular sacarían a España de la crisis por segunda vez. El país estaba tan mal que quisimos creer aquella patraña. La ciudadanía entera necesitaba esperanza, ilusión, soñar, aunque sonase a utopía. La verdad es que la crisis dura ya cinco años y seguramente dure cinco años más. Por desgracia, los expertos que en 2009 y 2010 pronosticaron una década pérdida han resultado unos visionarios. El milagro Rajoy no existe. A veces olvidamos que los seres humanos no pueden obrar milagros. Los milagros proceden de otro mundo. Suben el paro y la recesión en los primeros 15 meses de Rajoy en La Moncloa. El primer trimestre de 2013 ha resultado todavía peor que el de 2012. Entonces empezaron las medidas impopulares con la subida del IRPF y el primer tijeretazo al gasto público. Todo para reducir el déficit. Así arrancó la austeridad que pronto definieron los críticos como austericidio. Porque la reducción del gasto público conlleva una reducción automática del consumo y, en consecuencia, de la producción. De ese modo, aumenta el paro, vuelve a bajar el consumo, cae otra vez la producción y... Es un círculo vicioso que comienza antes de terminar y se hace cada vez más grande. Pero, a su vez, hay otra pescadilla que se muerde la cola. Un fuerte incremento del gasto para fomentar el consumo y la producción tampoco resuelve el problema, sino que lo agrava todavía más. Zapatero intentó salir así de la crisis cuando mostraba sus primeros síntomas pero sólo consiguió que el agujero se hiciera más grande. En una legislatura pasó del superávit en las cuentas públicas a un déficit del 11% y de apenas dos millones de parados a más de cinco. Los resultados han puesto en cuestión la política económica de Rajoy en apenas un año. Muchos exigen un cambio de receta sin acordarse de que España ya probó la antítesis con Zapatero y acabó indigestada. Ahí quedan para el recuerdo el Plan E, la deducción de 400 euros y el cheque bebé. Las tres medidas fueron festejadas en los bolsillos pero desaparecieron rápidamente en cuanto la crisis agudizó. En este país hay mucha gente que sigue sin aprender que no se puede gastar más de lo que uno tiene. Endeudarse no es la solución. Los préstamos son una soga que rodea el cuello y acaban asfixiando al deudor cuando menos se lo espera. Tengo un colega al que le ha pasado recientemente. Hipotecó sus pertenencias para mantener el tren de vida sin darse cuenta de que el hoyo era cada vez más profundo. Al final ha perdido casi todo lo que tenía y las deudas no han desaparecido. Pronto tendrá que vender hasta los calconcillos. Con la deuda española sucede igual. El país vive entre la espada y la pared, entre el despilfarro alocado de Zapatero y la austeridad inquebrantable de Rajoy. El gran reto es crear empleo para reducir el gasto en prestaciones, recaudar más en la Seguridad Social y en el IRPF. Esa sería la varita mágica a todos los males. Pero los trucos de Cristóbal Montoro y Fátima Báñez no salen. Por no salir, la ministra ni siquiera da la cara cuando se superan los seis millones de parados. No quiere repetir los ridículos del socialista Celestino Corbacho, pero al menos él ponía la mejilla para que se la partieran. El único mérito hasta ahora del PP es evitar el rescate, que no es poco. Al fin ha reducido la prima de riesgo y obtiene financiación a intereses muy bajos. La culpa de la crisis no es suya pero llegar a seis millones de parados sí. Prometió multitud de cosas que ha incumplido, alimentó una expectativa que se ha transformado en decepción, aprobó una reforma laboral que ha generado más despidos que contrataciones, pide actos de fe sin explicar a fondo sus planes y, sobre todo, garantizó una solución que no llega nunca. La culpa de la crisis no es suya. Pero por todo lo demás debería pedir perdón.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito