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ANÁLISIS DE LA SEMANA

Pequeñines no, gracias

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad12-05-2002

Muchos alevines de hombres y mujeres en proyecto van a la deriva. Están rodeados de corrientes frías, turbias, de mínimas esperanzas y condiciones de vida. No tienen las manos tiernas, perdieron la pureza de su piel bajo los callos. Sufren constantes explotaciones en el trabajo, cuando no deberían conocer el significado de esa palabra. Muchos pierden cada día la inocencia y probablemente mañana se la harán perder a otros que ocupen su lugar. Otros miles son objetos sexuales, muñecos de piel y corazón destrozados por los instintos del depredador. Otros tantos no tienen más que llevarse a la boca que un puñado de aire y el aire no alimenta ni el estómago ni la esperanza. Son muchos los que están sufriendo y están en cualquier parte del mundo, con su vida a la deriva. Lo más triste es que poca gente navega a su lado para lanzarles el salvavidas. El océano está plagado de bancos de tiburones, hombres-bestia, monstruos que manipulan la vida, la aprisionan con sus tentáculos, ahora la congelan, luego la intentan cambiar a su imagen y semejanza, a su capricho, sin orden ni concierto, desconcertando a la razón y hundiendo los porqués de ser hombre en lo más profundo del mar, donde no hay luz. La vida del futuro de los alevines de pecera tampoco es alentadora. Al otro lado del cristal la existencia está prefabricada. El agua está limpia, pero no es pura. La flora es verde, pero no es real. El placton no existe, ha sido suplantado y manipulado y la luz no la encienden los amaneceres, sino una bombilla. Muchos alevines de hombres y mujeres en proyecto van a la deriva. Otros muchos podrán salvarse, si han tenido la suerte de nacer en un océano tranquilo, en un banco de peces poderoso, en el que las corrientes no truncan la dirección de sus viajes marítimos. Muchos alevines quisieran ser un pez para, quizás, meter su nariz en la pecera de la ilusión por un mundo mejor. Y poder crecer con derechos y esperanzas para lograr hacer burbujas de amor, como dice Juan Luis.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo