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SIN CONCESIONES

La superstición del 13

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura4 min
Opinión01-01-2013

El número 13 no deja indiferente a nadie. Unos lo detestan por superstición. Otros lo idolatran por ensoñaciones de fortuna. Para algunos es sinónimo de desastre. Para muchos es signo de buenos augurios. Sin embargo, esta vez prácticamente todo el mundo tiene depositadas grandes esperanzas en este guarismo. Existe un deseo unánime de que el año 2013 que comienza sea mejor que el 2012. Llevamos casi un lustro de crisis económica en el que las malas noticias han predominado sobre las buenas. Son cerca de cinco años desde que estalló la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos en el verano de 2007. Fue la primera ficha de un gigantesco dominó que provocó el terremoto financiero de 2008 y que sacó al descubierto las vergüenzas del capitalismo extremo. La avaricia y el despilfarro de unos pocos rompió el saco de todos. Podría resumirse que así hemos llegado hasta aquí. Así han quebrado constructoras, cajas de ahorro, industrias, concesionarios, comercios... Nadie se libra. Así rozamos en España los seis millones de parados. Así acariciamos el rescate. Y así arrancamos 2013. El escenario resulta tenebroso, aunque el Gobierno saca pecho por sus recortes. Sostiene Mariano Rajoy que la situación sería "absolutamente insostenible" sin sus reformas. A buen entendedor, pocas palabras. El presidente sugería así que España habría quebrado hace meses sin sus dramáticas medidas. El país habría caído posiblemente en suspensión de pagos ante la imposibilidad de financiarse, como de hecho estuvo cerca de suceder en verano. El Ejecutivo habría tenido que pedir a la Unión Europea un rescate a la griega o a la portuguesa, con las consiguientes condiciones. Los impuestos habrían subido más aún y la paga de Navidad posiblemente se habría suprimido para todos los ciudadanos, como les ha ocurrido a los vecinos lusos. Rajoy hace bien en comprender "la impaciencia, el escepcitismo y hasta la decepción" que cree que sentimos los españoles. Todos esos sentimientos son ciertos en la mayoría de los casos. Incluso hay quienes van más allá. Hace tiempo que llegaron al hartazgo y la total desconfianza. Pero hasta ellos deberían reconocer una cosa: "Sin estas reformas, estaríamos muchísimo peor". Rajoy ha incumplido su programa electoral, sus promesas de campaña, los objetivos que se propuso para final de año... Por incumplir, ha incumplido hasta el objetivo de déficit público que se marcó como la máxima prioridad y que negoció dos veces con Bruselas para que fuera más sencillo de alcanzar. España termina 2012 varias décimas por encima del 6,3% que fijó la UE. Pero aún así tiene mérito. Ha logrado reducir tres puntos el que heredó de Zapatero. Rajoy ha ahorrado más de 30.000 millones de euros en una situación mucho peor que la que tuvo su predecesor. Ante la crisis, Zapatero disparó el déficit al 11,2% en 2009, al 9,7% en 2010 y al 9,4% en 2011. Gastó en tres años 318.000 millones más de lo que ingresaba y elevó un 30% la deuda de España. Fue algo así como pedir un crédito al banco para comprar un Ferrari cuando tu mujer acaba de perder el empleo. Una irresponsabilidad mayúscula. Y de aquellos barros, estos lodos. Frente a esta evidencia, la oposición ofrece un bonito eslogan como alternativa. "No es la herencia, es la derecha". La frase de Rubalcaba es tan buena a efectos de comunicación como populista. El líder del PSOE sabe que su partido estaría aplicando recortes parecidos si aún permaneciera en La Moncloa. La Unión Europea le forzaría como obligó a Zapatero en 2010 a cambiar sus políticas o como presionó en 2011 para adelantar las elecciones generales por la incapacidad del socialista para cumplir los deberes. "No es la herencia, es la izquierda", podría ser el boomerang de respuesta a Rubalcaba. Porque las dos veces que el PSOE gobernó en La Moncloa dejó a su salida el gasto público por las nubes, el déficit desbocado y el paro en cifras de récord. Rajoy está atajando los dos primeros problemas, pero aún le queda encontrar la solución al más gordo de todos y a la principal preocupación de los ciudadanos. Ese es el gran reto para 2013, para la cifra que muchos consideran maldita. Pero el verdadero infierno llegará en abril, cuando la Encuesta de Población Activa oficialice que en España hay más de 6 millones de parados. Ese será el horror de 2013. Posiblemente, sea el techo de esta crisis. Hay un pajarito con buenos datos y conocimiento de causa que pronostica un descenso del paro a partir de junio. Poco a poco, comenzará a verse la luz. Es la gran esperanza para este año que invita a enterrar la superstición.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito