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ACHIQUE DE ESPACIOS

Un Centenario puñetero

Fotografía

Por Nacho García BarcoTiempo de lectura2 min
Deportes12-05-2001

Vicente del Bosque es un hombre tranquilo, sensato, al que no le duele reconocer que el Real Madrid se ha buscado acabar la temporada con dos partidos puñeteros. Florentino Pérez no lo ha dicho, pero no le ha gustado un pelo que el Real Madrid hiciese el ridículo en la Liga, en la que ha cosechado diez derrotas y sólo ha logrado enmendar a medias su pésimo arranque de la temporada. La historia del mejor club del siglo XX no merece un Centenario tan alejado de las virtudes de sus grandes jugadores, aunque la Liga de Campeones suponga un escalón en la historia del club blanco. El Real Madrid es capaz de ganarlo todo, el problema es que no quiere. Se ampara en el gran número de partidos, que es cierto, pero ese mismo calendario ha demostrado que Zidane no es suficiente para tener una plantilla compensada. Ahora bien, el Madrid sabe que como necesite ganar algo, lo gana, y en igualdad de condiciones que el Leverkusen –sin Liga ni Copa–, la experiencia y la mentalidad de los madridistas puede marcar la diferencia. Pero por encima incluso de que la Novena evite que el Centenario se salde con una triste Supercopa, la política de cracks y cantera no termina de cuajar. El Real Madrid necesita depurar a una plantilla que tiende demasiado a caer en el acomodo, un pecado capital que riñe con la grandeza, como ya hizo antes de la Séptima y la Octava. El presidente y el entrenador lo saben, y si no lo han podido evitar, llegará el momento de pensar bien en cómo lo pueden solucionar. La opción de cambiar de técnico la pueden barajar, y aunque no sea lo más inmediato, tampoco debe ser desdeñable porque Del Bosque, recordémoslo, no vino al primer equipo sino a sustituir a John Toshack. El salmantino ha ganado una Liga de Campeones, una Liga y el respeto de sus rivales. Pero él mismo sabe que su mejor lugar es la cantera: tal vez haya llegado el momento de apostar por un cambio en el banquillo, sin perjuicio de ser agradecido, que lo cortés no quita lo valiente.

Fotografía de Nacho García Barco