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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Grecia, jroña que jroña

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional21-05-2012

Grecia siempre ha estado presente en la opinión pública española. Los filósofos clásicos, la reina doña Sofía, los Juegos Olímpicos, equipos deportivos como el Olympiacos o el Panathinaikos... Un punto de inflexión se produjo, a mediados de la década de 1990, con la llegada al mercado español del yogur griego, acompañado del famoso "jroña que jroña" del anuncio de televisión. Esta frase se puso de moda, pese a que mucha gente todavía no conoce su significado exacto (que si se traduce como "año tras año", "tiempo a tiempo"...) Grecia, en la actualidad, sigue muy presente no solo en España, sino en medio mundo. Y lo hace por la encrucijada económica, política y social en la que se haya inmersa. El país heleno está sufriendo una delicada situación que puede extenderse a otros países si no se encuentra una solución. Los planes de ajuste económicos acordados (o impuestos) con la Unión Europea no están siendo efectivos. De momento, solo han servido para ir prolongando la agonía y hacer más difícil hallar una solución que sea lo menos traumática posible. La población griega, como es lógico, está mostrando signos de hartazgo, especialmente con sus políticos. Los dos partidos mayoritarios durante décadas (socialistas y conservadores) fueron severamente castigados en las últimas elecciones, crecieron las pequeñas formaciones y hubo un considerable aumento de las fuerzas ultras, tanto de derecha como de izquierda. Esta atomización y las discrepancias existentes entre ellos han hecho imposible alcanzar un pacto de gobierno, por lo que hay que repetir las elecciones. Algo que tampoco es sinónimo de éxito, pues habrá que observar la respuesta de los electores, primero si van a votar (la abstención puede aumentar con el desencanto) y luego ver si lo que han votado hace posible llegar a acuerdos de gobierno. La Unión Europea y el euro tienen ante sí uno de los mayores desafíos. Hasta ahora, las medidas aplicadas en Grecia no están teniendo resultado. En cualquier caso, no conviene darse por vencido y hay que seguir buscando políticas que lleven hacia una solución. Para ello, tanto los máximos dirigentes comunitarios como los mandatarios griegos deben ser flexibles en sus posiciones. Visto cómo está la situación, las políticas de ajuste estrictas e inamovibles no funcionan para Grecia. Habrá que buscar otras que puedan cumplirse y que permitan avanzar sin romper la baraja. La ruptura de Grecia con la Unión Europea o de la Unión Europea con Grecia ahondaría en la crisis, supondría un duro golpe a la estructura comunitaria, y dejaría en evidencia los mecanismos de control de la UE, empezando por los requisitos impuestos en su día a los estados que querían entrar en el euro.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD