CREAR EN UNO MISMO
Unidad de vida
Por Álvaro Abellán
2 min
Opinión21-05-2012
“Cuida tus creencias, porque configuran tus pensamientos. Cuida tus pensamientos, porque conforman tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convierten en acciones. Cuida tus acciones, porque conforman tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque configuran tu carácter. Cuida tu carácter, porque determina tu destino”. Es una frase atribuida a Mahatma Gandhi que recoge bien la interconexión entre distintos ámbitos de la persona humana: fe y razón, palabra y acción, hábito y destino. Es más discutible que el orden sea siempre el anunciado en la frase, ya que muchas veces ocurre al revés. De hecho, Gregorio Marañón recomendaba: “Vive como piensas, o acabarás pensando como vives”. Es decir: que o nos esforzamos por vivir conforme a nuestro ideales o acabaremos rebajando nuestros ideales hasta obligarles a justificar nuestras acciones más mediocres. En todo caso, en lo que Gandhi y Marañón coinciden es en subrayar la tendencia de todo ser humano a integrar y unificar su existencia. No convivimos bien con el divorcio entre pensamiento y obra, palabra y acción, deseo y costumbre. La búsqueda de espacios donde podemos ser nosotros mismos, sin doblez ni o ocultamiento, queridos tal y como somos, es una prueba de ello. Por vía negativa, la mentira –que introduce un divorcio entre pensamiento, palabra y vida- nos divide de tal forma que nos lleva bien a la desesperación, bien a la rendición ante la verdad, bien a la disociación de nosotros en dos vidas, dos personalidades distintas que fracturan nuestra interioridad y nos pueden precipitar a la locura. Dado que anhelamos en nosotros, de forma natural, esa unidad de vida, esa unificación interior, tendemos a buscar, de forma más o menos inconsciente, de forma más o menos estable o mudable, un ideal, un propósito vital, un criterio orientador que vertebre todo lo que hacemos. A esa búsqueda llamó Victor Frankl “voluntad de sentido”. En la medida en que hagamos de esa búsqueda algo consciente y libre seremos capaces de trabajar activa y creativamente a favor de nuestra unidad de vida. Cuando lo logramos, vivimos una experiencia que nos permite comprender el sentido de esta enigmática frase: “todo el universo conspira a favor nuestro”.
