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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

El clásico

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad25-04-2012

El partido del siglo, el mejor equipo del mundo, el entrenador más laureado de la historia, el delantero que marca más goles que ninguno, el escudo reverenciado por más socios, el club que vende más camisetas, el portero más eficaz, el lateral más rápido, el defensa más hermético... Todas estas expresiones se han repetido hasta el hartazgo en los últimos días en la prensa española con una objetividad que brilla por su ausencia y un surtidor de tópicos que empalaga más que echando azúcar a la miel. El partido de fútbol que disputaron el sábado 21 el Barcelona y el Real Madrid suscitó más interés que unas elecciones generales. Hasta las aventuras del Rey quedaron silenciadas por los voceros del balompié. Parecía el mismísimo final de los tiempos, el acabose, el Apocalipsis con fecha, hora y sus caballeros vestidos de blaugrana y blanco. Que el fútbol es el circo contemporáneo con el que entretener a las masas no es ningún descubrimiento. Pero que se anuncie un partido del siglo día sí y día también es un insulto a la inteligencia en toda regla. Lo queramos o no, los seres humanos dependemos de nuestras pasiones. Y que gane el equipo de nuestros amores nos hace sentir más contentos y hasta más guapos. Lo malo es que al día siguiente la vida es tanto o más dura que antes de esos 90 minutos con los que parecía que se iba a acabar el mundo. Y lo peor es que ni en una de las mil veces que los medios volvieron a narrar el gol de la victoria se dijo que ese dios-futbolista es simplemente un ser humano, que tanto los vencedores como los vencidos trabajaron muy duro, que esos jóvenes ídolos sacrificaron su infancia y que, cuando tengan diez años los astros del esférico que disputaron este partido del siglo, estarán muertos y enterrados por la opinión pública. Una lección que el denominado clásico no se ha sabido trasladar a los miembros de una sociedad que se piensa tan moderna. Es para hacérselo mirar.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo