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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

YPF, que el petróleo no llegue al río

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional16-04-2012

"Que el petróleo no llegue al río" no tiene que ver con un episodio de contaminación medioambiental. Es una adaptación libre de "que la sangre no llegue al río", pero enfocada a lo que está ocurriendo con YPF. Esta empresa argentina, mayoritariamente controlada por la española Repsol está dando mucho de lo que hablar en las últimas semanas. Y lo está haciendo porque se ha convertido en protagonista de una disputa empresarial-política-internacional. La retirada de varias licencias de explotación y los deseos del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner de hacerse con el control de YPF han disparado las alarmas. Aunque las autoridades argentinas estén descontentas con la actual gestión de esa empresa, expropiarla o nacionalizarla no es la solución. YPF hace años era una compañía pública que fue privatizada y el Estado argentino, en esa operación, recibió miles de millones por parte de los nuevos accionistas. En España también hubo numerosas privatizaciones de grandes empresas públicas, que a lo largo de los años han ido cambiando en su accionariado. Los gobiernos pueden estar más o menos de acuerdo con esos movimientos en la gestión y tratar de influir en ellos. Incluso es posible que apliquen la llamada acción de oro (si la tienen) en caso de que exista alguna decisión empresarial estratégica que atente contra sus intereses. Pero de ahí a expropiarla hay un trecho. Las privatizaciones tienen su riesgo y hay que asumirlo y respetar los acuerdos firmados. Coger el dinero de la venta y cuando este se gasta dar un golpe de Estado empresarial para recuperar lo vendido atenta contra las reglas de juego, crea indefensión en los afectados y genera una nefasta imagen de quien comete tal atropello. Precisamente, la imagen interior y las dificultades financieras y políticas pueden estar detrás de la maniobra de Fernández de Kirchner. No es la primera vez que un Gobierno se agarra a decisiones que fomentan el sentimiento patrio y culpan al extranjero de todos los males. En Argentina ya pasó algo parecido, salvando las distancias, hace 30 años con las Islas Malvinas. En aquella época, las tensiones sociales y económicas llevaron a la Junta Militar a buscar un golpe de efecto invadiendo las islas bajo soberanía británica. Se equivocaron al subestimar el poderío militar de Reino Unido. Ahora, afortunadamente, no hay un conflicto bélico. Españoles y argentinos tienen importantes lazos históricos que algunos mandatarios (de ambos lados) han tratado de minar, bien por prepotencia o por intereses espurios. Es importante acabar con estos comportamientos políticos incorrectos y fomentar las relaciones bilaterales fraternales, que tan bien han funcionado en otras ocasiones. A nadie se le tiene que olvidar que Argentina ha ayudado a España y España ha ayudado a Argentina cuando ha sido necesario. Con honestidad y lealtad se construyen relaciones fuertes y duraderas, algo que, sin duda, conviene a ambos países.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD