ANÁLISIS DE INTERNACIONAL
Lo de Toulouse puede pasar en cualquier sitio
Por Isaac Á. Calvo2 min
Internacional28-03-2012
No es por ser alarmistas, pero lo de Toulouse puede pasar en cualquier sitio. Lo ocurrido en esta ciudad francesa la semana pasada demuestra lo fácil que es asesinar, sembrar la incertidumbre y montar un espectáculo mediático, que no deja de ser una forma más de propaganda. El terrorismo de corte islamista ha ido evolucionando desde los atentados del 11 de septiembre de 2001. Repetir éxitos (hablando en términos terroristas) como los obtenidos en Nueva York y en Washington es, prácticamente, imposible. Se requiere una enorme preparación, ingentes cantidades de dinero y una planificación minuciosa que lleva muchísimo tiempo. Además de todo esto, hay que burlar a los servicios de inteligencia, que, desde entonces, se han vuelto mucho más escrupulosos, aunque no infalibles (como es lógico). Los atentados del 11-S originaron una modificación contundente de los protocolos de seguridad tanto para las instituciones como para los ciudadanos, ya sea en los grandes eventos o en el día a día. Los cambios registrados en las fuerzas de seguridad, los éxitos en la lucha contra el terrorismo y las exigencias necesarias para cometer atentados a gran escala han llevado a los terroristas a cambiar su modus operandi. Ahora los criminales son pequeños grupos o una sola persona que están integrados en las sociedades occidentales e intentan pasar lo más desapercibidos posible. Es más, como en el caso del terrorista de Toulouse, son ciudadanos locales que se han ido radicalizando hasta el punto de convertirse en asesinos. Incluso, es posible que sus crímenes no estén auspiciados por Al Qaeda, pero esta organización sigue generando pánico entre la opinión pública con solo ser nombrada. La soledad de los nuevos terroristas a la hora de perpetrar sus fechorías también limita el alcance de sus ataques y la logística con la que cuentan. A pesar de ello, es muy complicado evitar asesinatos como los de Toulouse, dada la relativa facilidad con la que se pueden conseguir armas en el mercado negro. Por eso, lo sucedido en esa ciudad francesa, lamentablemente, puede repetirse en cualquier otro lugar ya sea con tintes islamistas o no, como ocurrió el pasado julio con Anders Breivik en Noruega. La labor de prevención, el intercambio de información y la colaboración entre los países es vital para hacer menos frecuentes este tipo de ataques. En cualquier caso, conviene recordar que es imposible garantizar al cien por cien la seguridad y que esta no deja de ser una sensación subjetiva.
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Isaac Á. Calvo
Licenciado en Periodismo
Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación
Editor del Grupo AGD