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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Y que Cuba se abra al mundo

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad27-03-2012

Cuando el papa Wojtyla visitó Cuba, con su manto de carisma y don de gentes, se atrevió a decir aquello de "que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba". La frase causó una auténtica revolución y no precisamente como la amparada en la ideal doctrina del mítico Che Guevara. Ahora pisa la isla caribeña el papa Ratzinger (previa pasada por México) y, como ocurrió con su predecesor, haga lo que haga y diga lo que diga, será objeto de críticas, y no precisamente constructivas. Si no denuncia determinadas cuestiones, porque no lo hace; y si se manifiesta en contra de ciertas realidades, porque se mete en terrenos de la política, algo que sólo pueden hacer aquellos a quienes señalan no pocos escandalosos. La de tonterías que se dejarían de escuchar sobre la iglesia, lo que dice y lo que hace, si algunos leyesen las noticias del Servicio Vaticano de Información. A diario el Papa aborda cuestiones que competen a personas de cualquier rincón del mundo, se reúne con mandatarios y expertos y, por supuesto, canta misa. Así que lo que haga Ratzinger allá donde va se justifica, simplemente, en el efecto que provocó su presencia hace unos meses en España. Más de uno encontramos en ese desconocido y peculiar anciano una fuerza superior que nos quitó muchos miedos a reconocer que también somos iglesia. Y eso, en el día a día, supera las frases bien dichas y lo políticamente correcto. Si no, que lo corrobore cualquiera que haya peregrinado hasta la Virgen del Cobre, la patrona de Cuba. El único lugar de la isla donde los turistas pueden descubrir a simple vista las denuncias de los opositores al castrismo, retatos de presos políticos y mensajes de exiliados. Pero eso será porque la misma iglesia que representa el papa nunca hace nada bueno. O porque cuando Ratzinger deje Cuba tocará seguir poniendo la otra mejilla.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo