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SIN ESPINAS

Super Paco Porras

Fotografía

Por Javier de la RosaTiempo de lectura2 min
Opinión08-04-2002

Es mi ídolo, creo que es insuperable, deberían nombrarle catedrático de lo suyo. No he visto a nadie nunca con tanto aguante, con tanta capacidad. Si no le diagnostican locura transitoria, esquizofrenia o enajenación mental, deberían hacerle presidente del gobierno o doctor honoris causa de la Universidad de Kuala Lumpur. Aunque estoy seguro de que el que terminaría volviéndose loco en su presencia sería el psiquiatra que lo atendiera. Paco Porras ¡Que genio! Pudo con todos el otro día en ese nuevo esperpento televisivo promovido por la decadente Antena 3, cuyos dirigentes deben ser de otro planeta. Creía yo que Al descubierto iba a promover algo de periodismo serio después de saber que Melchor Miralles lo había tocado, pero qué va, es otro Reality Show, que pronto perderá credibilidad de seguir en la misma línea. “El tribunal inquisidor” que juzgaba el otro día a este “engañabobos” de la zanahoria y el puerro, no tiene mayor catadura moral que el reo. Y una prueba más de ello fue ponerse a su altura durante todo el programa. Pero la realidad es que interesaba para fomentar el espectáculo. Así empezó Crónicas Marcianas. Digo yo que Porras supo comportarse a pesar del estado compulsivo de mentira permanente que le subyuga. Una enfermedad que asusta por la cordura e inteligencia que le otorga a este funambulista de la falacia. Porque estoy seguro de que se mantiene y mantendrá a pesar de estar en la cuerda floja. Quien diga que Paco Porras es tonto, es más tonto que él cien veces. Y la sociedad que no haga una ley que elimine a este tipo de farsantes del timo de la estampita seguirá siendo imbécil y corrupta. Pero como estamos en una sociedad imbécil y corrompida, seguiremos comprándonos cremas adelgazantes, haciendo dietas mágicas que nos destrocen la salud, creyéndonos los horóscopos, gastándonos el dinero en los mensajes de móvil para que llueva en la casa de Gran hermano y discutiendo acaloradamente sobre los rábanos y pepinos del inteligentísimo caradura Paco Porras.

Fotografía de Javier de la Rosa