Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ANÁLISIS DE CULTURA

Las ayudas sectarias acaban con Cultura

Fotografía

Por Marta García BrunoTiempo de lectura2 min
Cultura21-11-2011

Ha llegado la hora que toda España y Europa entera esperan. Nuevo Gobierno, deseos de cambio y batería de medidas que saquen a este país de su “encrucijada”, como diría Alfredo Pérez Rubalcaba. Como nos esperan meses de austeridad, también sobran partidas. Hay que ceñirse a lo que de verdad importa: educación, sanidad…¿cultura? Es la pregunta mágica que gran parte de la ciudadanía se pregunta. Parece algo secundario, no ha sido materia de debate entre los candidatos antes del 20N pero, ¿sería un error eliminar esta Cartera? ¿hasta qué punto tiene peso nuestro rico patrimonio histórico? ¿no sería hábil aprovecharnos de que el español sea la segunda lengua materna más hablada y la tercera en internet? Sin hablar de nuestro patrimonio artístico, del que podemos sacar muchísimo provecho turístico, sobre todo en momentos de crisis. Es lo que han hecho otros países, es lo que hemos hecho nosotros también, y no nos ha ido nada mal. Porque recordemos que no sólo es admiración histórica, sino una oportunidad para hacer dinero. De hecho mueve varios millones de euros al año. Ahora, si Mariano Rajoy decide mantener el Ministerio de Cultura (una posibilidad que va perdiendo fuelle), los arreglos no son pocos. No cabe duda de que habría que racionalizar gastos. Empezando por crear una cultura para todos, y no sólo para unos pocos. Es decir, se acabaron las subvenciones descompensadas, encaminadas a un grupo en particular y que han desprestigiado mucho al Ministerio. Si hay que recortar, se recorta. Si hay que privatizar, se opta por ello. Ya instituciones como el Museo del Prado, aunque cuenta con colecciones públicas, sí tiene un importante peso de financiación privada, lo que le hace más autosuficiente. La palabra clave es mecenazgo. Pero lo que no es de recibo, y que termina de dar la patada a lo que significa administrar los recursos, es la “macrogira” de la ministra Ángeles González-Sinde por medio mundo: Japón, París, Oporto, Estados Unidos, México. Ha sonado como un “me despido a lo grande que ya no me voy a poder aprovechar más”. Se supone que volverá el día 10, al menos antes de que se constituyan las Cortes. Ella al menos se lo ha pasado bien.

Fotografía de Marta García Bruno