ANÁLISIS DE ESPAÑA
El verdadero reto de Rajoy
Por Alejandro Requeijo2 min
España17-10-2011
Lo que Rajoy tendrá entre manos a partir del 20N es mucho más que salvar a España de la crisis. En realidad, a largo plazo, lo que está en juego es la estabilidad del sistema en si mismo. Las plazas de todo el mundo se llenan exigiendo democracia al grito de “el futuro no era esto”. No están conformes con un sistema que sólo les reclama una vez cada cuatro años en las urnas para terminar viendo como los Gobiernos que resultaron de las mismas terminan llevando a cabo políticas al dictado de poderes desconocidos que nadie ha elegido. Dieron por muerto a este sentimiento de indignación, lo descalificaron, ningunearon, lo mataron de fama primero y después magnificaron sus errores tratando de presentarlo como un reducto de violentos y perroflautas. Hubo hasta quien dijo que todo era un movimiento orquestado por Rubalcaba al ritmo del “pásalo” para amortiguar la derrota electoral de las municipales. Han pasado cinco meses desde el 15M y los indignados ahí siguen. Y crecen. Y ya no es sólo en Madrid, sino que la última demostración de fuerza se ha extendido por más de 80 países ajenos a quienes se han querido aprovechar interesadamente. Más allá de estéticas, asambleas más o menos útiles, episodios violentos aislados... lo que es innegable es que el 15M proporciona a todo el que quiera un canal en el que poder expresar el hastió mucho más efectivo que el salón de casa o la conversación de bar. En este escenario es en el que Rajoy tomará las riendas del poder en España. Su rival Rubalcaba ha protagonizado una precampaña con un marcado carácter izquierdista y hasta ha dedicado no pocos guiños a los indignados y, sin embargo, los sondeos anuncian una debacle socialista. Esto puede querer decir que el candidato ha fracaso, pero también puede ser que las respuestas de la izquierda tradicional tampoco convenzan ya. De este modo sólo queda el PP como alternativa y se anuncia una más que probable mayoría absoluta. Es justo ahí donde está el reto: con una izquierda política ya fracasada y buscándose a si misma, si el PP no es capaz de dar una respuesta a esta crisis entonces la gente comenzará a preguntase en serio si lo que falla es el sistema. Esto puede traer cosas positivas y obligar a los grandes partidos a la regeneración democrática real que le exige la calle. Pero esta situación de crítica también pueda dar lugar a que la sociedad termine buscando respuestas en mensajes populistas, demagógicos cuando no radicales -que aparecerán-. Esa sería la constatación definitiva del fracaso.
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio