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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Procesiones

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad17-04-2011

Parodiamos los sermones de los curas en la Cuaresma. Y, sin embargo, no hacemos más que caer en nuestra propia broma. Algunos van más allá: a la provocación y la irreverencia. Nos aconsejan que nos apliquemos en las obras la caridad, y resulta que como el concepto tiene cierto tufillo cristiano, para ser más modernos decimos ser "solidarios", o sea, que ejercemos una caridad baja en calorías. También nos explican que el ayuno contribuye a que el hombre aprenda a ser capaz de dominar sus impulsos, pero invertimos un buen dinero todos los meses en productos dietéticos para guardar la línea y tener un cuerpo diez. El alma, mientras, permanece bulímico, anoréxico o con obesidad mórbida. Tremendo. Pero más aún. También la Cuaresma debe ser tiempo de oración. ¡Y nos da pánico el silencio! Pero nos resulta muy chic compartir nuestro preciado tiempo en sesiones de meditación y yoga. ¿No resulta incongruente? La inercia con que vienen los días nos hace olvidar el verdadero significado de muchas cosas. En España también ocurre con la Semana Santa. El hombre, en su limitación, necesita pruebas para creer. Y así se aferra a los símbolos, a las bellas imágenes que procesionan por las calles españolas desde hace siglos. Pero más allá de la belleza evidente de las expresiones religiosas populares, el hombre debería encontrar sentido a lo que explica su diferencia funamental respecto al resto de seres. Es más que una señal que el ser humano tiende a la trascendencia. Por eso sería lógico vivir siendo fiel a esa parte tan fundamental. Eso sí, nunca está de más tener una bella imagen procesionando por nuestras calles. No vaya a ser que queramos mirar a Dios a los ojos y no encontremos cómo. Así que estos días toca estar de procesiones. Pero también toca rezar, ayunar y ejercer la caridad. No tiene contraindicaciones.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo