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QUIEBRA

Sintel, con una deuda de 20.000 millones de pesetas, pide la quiebra

Por Beatriz FernándezTiempo de lectura1 min
Economía16-05-2001

Sintel podría salir a flote si lograra la entrada en el accionariado de un socio industrial o si Telefónica asumiera parte de la plantilla (1.808 trabajadores que llevan sin cobrar diez meses). Esa es al menos la postura que defiende el comité intercentros, que se ha reunido con el Gobierno y la dirección de Sintel.

La entrada de un socio, una de las opciones barajadas, no ha funcionado. El actual responsable de Sintel, Carlos Gila (que compró cada acción de Sintel el pasado mes de febrero por dos euros) ha intentado vender la compañía a empresas como Dragados, Acciona y el Grupo Villar. Sin embargo, los posibles compradores ponían como condición la reducción de la plantilla a 600 trabajadores. Otra opción propuesta por el comité es la de crear una mesa de negociación entre la dirección de Sintel, el comité, el Gobierno y Telefónica, pero la gran empresa de telecomunicaciones no está por la labor. Su presidente, César Alierta, quiere dejar claro que vendió Sintel en 1995. Ramón Gorriz, de CC.OO., recuerda que Telefónica vendió Sintel en abril de 1996, según publica El País. El Gobierno y la empresa creen que la compañía no puede superar esta situación, por eso prefieren pensar en medidas sociales para compensar a los trabajadores. Por el momento, Gobierno y sindicatos se comprometen a hacer un seguimiento del proceso de quiebra de Sintel para que sea lo más favorable para los trabajadores. Si estas medidas no convencen al comité, éste pediría que Telefónica absorbiera a la plantilla de Sintel. Son casi dos mil los empleados de Sintel que llevan sin cobrar diez meses y que se encuentran acampados en el Paseo de la Castellana, en Madrid, frente al Ministerio de Ciencia y Tecnología. Algunas de sus esposas han secundado la protesta hasta la semana pasada. Eran 150 las que han permanecido encerradas en la catedral de La Almudena, en Madrid. Ellos aún no abandonan y están dispuestos a prolongar la acampada dos años más si nadie les da una solución.

Fotografía de Beatriz Fernández