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Una enfermedad definida, pero sin remedio conocido

Por Elena R. BenitoTiempo de lectura2 min
Sociedad13-03-2002

La palabra sida se ha ido abriendo paso poco a poco en el vocabulario de todos los países, de todos los ciudadanos. En la actualidad pocos son los que no saben que detrás de este término se encuentra una de las enfermedades más temidas de todos los tiempos, una enfermedad que muchos han dado en llamar la enfermedad del siglo XXI. Sin embargo, ¿qué es realmente?

Un conjunto de síntomas y de signos (síndrome) que causan un agotamiento importante del sistema inmunitario (inmunodeficiencia) debido a un virus contraído por el enfermo (adquirido), es decir, no hereditario: eso es el sida. El virus que causa la enfermedad -conocido como VIH- se introduce en el sistema sanguíneo y va destruyendo los linfocitos T4 del organismo, con lo que debilita las defensas inmunitarias del mismo. El riesgo de aparición de los síntomas del sida es entonces muy elevado. Desde su propagación masiva a principios de la década de los 80, han surgido distintas teorías que intentan explicar el origen del virus. Se han hecho toda clase de hipótesis: desde las que defienden su existencia desde antiguo en el continente africano hasta las que se decantan hacia su creación artificial en un laboratorio; pasando por las más supersticiosas y fatalistas que hablan de un "castigo divino". Si existen dudas acerca de cuál ha sido el origen de esta enfermedad, la erradicación de la misma no se enfrenta a un horizonte más despejado de dudas. Al margen de especulaciones, no se ha dado todavía con ninguna solución para acabar con el sida. Por el momento, lo único de lo que es posible valerse para evitar el contagio es de la prevención, pero ni siquiera en este campo existe un método tan seguro como podría ser una vacuna. La prevención depende de cada uno de los posibles afectados por el VIH y para ello la mejor arma con la que pueden contar es la de la formación. Las relaciones sexuales, el contacto sanguíneo, la transmisión de madre a hijo a través del parto o la inyección de drogas son los únicos medios a través del cual el virus del sida puede abrirse camino hacia un nuevo organismo. El uso de protección a la hora de mantener relaciones sexuales, la práctica de cesárea en los partos o evitar el uso de la misma jeringuilla en el caso de inyectarse una droga son algunos de los medios disponibles para evitar el contagio.

Fotografía de Elena R. Benito