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SIN CONCESIONES

Yo haría otro 'decretazo'

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura3 min
Opinión21-06-2010

Del diálogo y el talante a los decretazos. Menuda transformación política la de Zapatero. Esto sí que es travestismo y no la fiesta de disfraces que dentro de poco llenará el centro de Madrid de carrozas repletas de orgullo. Tenemos un presidente del Gobierno que presumía de pactos y que en apenas un mes ha aprobado por decreto ley las dos reformas más importantes de esta legislatura. Primero fue el recorte del gasto público. Ese que incluía la congelación de las pensiones y el recorte del sueldo de los funcionarios. Después ha sido la reforma laboral. Esa que ha llevado a los sindicatos a convocar una huelga general para el 29 de septiembre. Si tardan un poco más, le montan la huelga al próximo gobierno, que quizá era lo que pretendían al hacerse los remolones. Basta leer el decretazo de la reforma laboral para comprobar la absoluta ineficacia del Gobierno de Zapatero. Sólo han hecho falta unas horas para que el propio ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, reconozca que los cambios no van a ayudar a crear empleos. Sólo servirán para evitar que se destruyan los pocos que quedan. Me gusta la sinceridad con la que siempre habla Corbacho, algo poco habitual en este Ejecutivo. El ministro catalán es transparente, tanto que cada vez que abre la poca deja al desnudo las vergüenzas del Gobierno. No hacían falta dos años de negociación con empresarios y sindicatos para aprobar una reforma laboral sin consenso e inútil. Este decreto apenas sirve para arreglar las cosas. Al contrario, puede estropearlas todavía más. El Gobierno del PSOE abarata la indemnización por despido de 45 a 33 días. Es decir, quien pierda ahora su empleo cobrará un 30% menos que antes. Además, permite que las empresas en números rojos echen a la gente a la calle a un precio de saldo: 20 días de indemnización por año trabajado. Incluso, reduce todavía más el coste del despido para las empresas porque el Estado pagará a través del Fogasa 8 días de la indemnización que corresponda a cada empleado fijo. También permite a las pyme saltarse los convenios laborales para pactar con los trabajadores condiciones inferiores a la media. Y fomenta la temporalidad al ampliar el plazo de los contratos discontinuos. Todo son perjuicios para los asalariados. Aunque sube la indemnización para los empleados temporales, la mejora no se aplicará hasta la próxima legislatura. La única ventaja es que, en caso de remodelación de la plantilla mediante Expediente de Regulación de Empleo (ERE), hay nuevas alternativas al despido: reducción de sueldos y reducción de horarios. Son soluciones traumáticas, pero que en algunos casos pueden salvar muchas empresas y, con ellas, miles de empleos. Es la única parte positiva en cuarenta folios de decretazo. De poco sirve esta reforma laboral cuando hay más de cuatro millones de personas en el paro. Si el Gobierno abarata el despido, aún puede crecer más. La reforma laboral que necesita el país es la de la flexibilidad en las empresas, la de la conciliación de horarios y, sobre todo, la del fomento de la productividad en un país repleto de perezosos y acomodados. Hay que acabar con esa mentalidad funcionarial si queremos estar entre las grandes potencias y si queremos mejorar los niveles de bienestar. Para eso no sirve el decretazo de Zapatero. El decreto que España necesita sería uno que cambiase de inmediato al presidente del Gobierno y a casi la totalidad de sus ministros. Ese sí que es urgente y sí que resolvería muchos de los problemas que ahora tenemos.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito