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ANÁLISIS DE ECONOMÍA

El parado número 2.400.000

Fotografía

Por Gema DiegoTiempo de lectura3 min
Economía21-02-2010

El próximo 9 de marzo coges un avión sin billete de vuelta. Sólo tú sabes cuántas vueltas han dado los pensamientos en tu cabeza antes de tomar esta decisión. Sólo tú llevas la cuenta de las noches en vela, los pros y los contras que has encerrado en tu maleta con la esperanza de que a la enésima vaya la vencida. Estudiaste Publicidad y Relaciones Públicas armado de tu talento para los colores y las palabras, de tu capacidad para comunicar a través de la imaginación. Demostraste que sabías buscarte la vida compaginando la carrera con trabajos en hipermercados y pizzerías y veranos a destajo en los campings. Lo tenías claro y llegaste a tu meta: te habías preparado como correspondía y, provisto de tu licenciatura, conseguiste un primer empleo de lo tuyo. Después de poner tus capacidades al servicio de tu jefe durante año y medio, irrumpió el fantasma de la crisis. No había dinero para renovar tu contrato y se acabó lo que se daba. No te viniste abajo: pensaste que podrías aprovecharte durante un tiempo de la prestación que correspondía y utilizarla para formarte un poco más antes de encontrar otro trabajo. El INEM tenía 2,4 millones de inscritos; quién habría dicho que la lista llegaría a superar los cuatro millones. Durante casi dos años has estudiado idiomas, te has convertido en camarero por horas, has mejorado tu arte para la cocina y la coctelería, has aprendido a marcarte objetivos que te sirvieran para levantarte cada mañana. Y, sobre todo, te has pateado ciudades enteras repartiendo tus currículos, has vivido pendiente de de las páginas de búsqueda de empleo en Internet, has hecho decenas de entrevistas -algunas de ellas bastante estúpidas, organizadas por empresas que pretendían aprovecharse de la crisis para captar mano de obra híper-barata- y has rastreado todas las posibilidades de hacer encargos freelance. Casi dos años después, tu paciencia se ha agotado. Vas a saltar un charco, a cambiar de país, a renovar el mapa de un paisaje en el que no acaba de llegar para ti la primavera. Te admiro porque eres muy valiente. Siempre lo has sido, aunque cuando eras más joven te dejabas llevar por la timidez y las dudas. Después has crecido mucho y has dejado salir al exterior toda tu creatividad y tu simpatía, aderezadas con un punto de coquetería, una pizca de mordacidad y un don de gentes con el que te metes a paisanos y extranjeros en el bolsillo. Ahora te llevas todo esto en cada rincón de tu equipaje. Llevamos juntos 14 años, un tiempo en que el yo te he llenado de consejos y tú has aprendido a soportarme cuando me pongo pesada y no paro de hablar. Me da rabia que te marches porque este país te niega tu lugar. Algo debe de haber podrido cuando España está desperdiciando tu potencial y el de cuatro millones de personas más. Mal futuro nos espera dejando escapar a gente como tú mientras los políticos, da igual de qué color sean, parecen preocuparse tan sólo de nadar y guardar los muebles con la vista puesta en las elecciones. Estoy convencida de que esta vez, por fin, brillará de tu oportunidad. Y aunque la crisis económica te aleje del lado de tus amigos, lo que no podrá estropear es que tú y yo sigamos escribiendo la palabra AMISTAD con mayúsculas.

Fotografía de Gema Diego