Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

SIN CONCESIONES

Al borde del precipicio

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura3 min
Opinión22-02-2010

En el deporte hay una máxima que siempre se cumple: cuando perdonas al rival, acabas derrotado. Esto no significa que en el juego haya que pisar al contrario, como el argentino Bilardo enseñaba a sus futbolistas. No, señor. Se trata de aspirar siempre a lo máximo, de no conformarse con un triunfo mínimo, de arrasar sin ridiculizar, de superarse a uno mismo, de perseguir las ambiciones sin ser un ambicioso sin escrúpulos. Las oportunidades hay que aprovecharlas, de lo contrario pocas veces vuelven a plantearse. Es en esos momentos cuando se descubre a las personas con valor, con arrojo, con determinación, con las ideas claras y con liderazgo. Todo esto es, precisamente, lo que en España tanto se echa de menos en estos tiempos de crisis económica y de pobreza política. El Gobierno está completamente desgastado y ha perdido toda su credibilidad en apenas dos años de legislatura, cuando sólo han transcurrido seis de la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero a La Moncloa y cuando apenas han pasado once meses de la última remodelación de gabinete. Casi nadie recuerda que a estas alturas de 2009 Mariano Fernández Bermejo dimitió como ministro de Justicia por cazar ilegalmente en la sierra de Jaen. Ha llovido (y nevado) tanto desde entonces... Hace un año aún eran ministros Magdalena Álvarez, César Antonio Molina, Mercedes Cabrera e incluso Pedro Solbes. Se le echa de menos al abuelo socialista, siempre prudente y cauteloso en las decisiones económicas. Cuando él estaba al frente del Ministerio de Economía, el Gobierno no necesitaba salir de excursión a Londres para demostrar la solvencia de las cuentas españolas. Solbes encarnaba en sí mismo la confianza que cualquier empresario e inversor busca en la administración. En cambio, Elena Salgado y hasta el propio Zapatero tienen que hacer bolos por Europa para limpiar el buen nombre del país. Tampoco hay exceso de valentía y de carisma en el principal partido de la oposición. Mariano Rajoy sabe que el tiempo le ha dado la razón pero hace poco por demostrarlo. Puede que hasta la mayoría de los ciudadanos sea consiente de ello, pero no es suficiente. Tendría que generar ilusión y entusiasmo si realmente quiere llegar a La Moncloa. Los votos no caen del cielo por el mero hecho de estar en lo cierto. Rajoy dijo la verdad de la economía en los debates televisados de las elecciones generales de 2008 pero casi nadie le creyó. ¿Por qué entonces van a hacerlo en 2012? Puede decirse que Rajoy es de los que prefieren ganar los partidos por agotamiento del contrario que por méritos propios. Pero las dos veces que ha practicado esa estrategia ha caído derrotado. Ahora tiene a Zapatero al borde de un gran precipicio, manteniendo el equilibrio a duras penas. Parece esperar a que el presidente del Gobierno se caiga por su propio peso o salte al vacío. Mas no va a hacer ninguna de las dos cosas. La economía no irá mucho a peor y, en estos momentos, no va a adelantar las elecciones. Rajoy no piensa empujarle. Todas las organizaciones políticas y sociales deberían unir sus fuerzas para forzar un cambio de la situación. Es un drama que los grandes sindicatos o la IU de Cayo Lara no se den cuenta. Les preocupa más sacar tajada mientras aguante Zapatero que sacar a España de la crisis. Han resucitado el cinturón sanitario contra el PP con tal de defender sus propios intereses, aunque luego lo disfrazan de economía social y sindicalismo obrero. Hay más de cuatro millones de parados y apenas hacen nada por defenderles. España no necesita una comisión formada por tres ministros para aportar ideas a Zapatero sobre cómo salir de la crisis. Lo que necesita es cambiar a Zapatero. Hoy por hoy, me da igual que sea Rajoy, Duran i Lleida, Rosa Díez u otro socialista quien tire del caballo a Zapatero y tome las riendas de la diligencia. Lo que hace falta es cambiar de conductor. Y cuanto antes.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito