Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ANÁLISIS DE ECONOMÍA

Reforma urgente

Fotografía

Por Gema DiegoTiempo de lectura2 min
Economía08-02-2010

El Gobierno ha sido capaz de dar el empujón a los agentes sociales para que se reabra la negociación laboral, y esta vez no cabe duda de que todos los implicados se van a dar prisa en conseguirla. Por un lado, el Ejecutivo, porque ha llegado un punto en su gestión en que ni la crisis se suaviza, ni el paro se reduce, ni las ayudas se notan lo suficiente, y tampoco su posición electoral según las encuestas –especialmente esta última- es la óptima para revalidar una victoria socialista en los próximos comicios generales. Para convencer a la sociedad de que no va a haber elecciones anticipadas ni remodelaciones ministeriales y obligar a la oposición a abandonar su sonsonete de mociones de censura y cuestiones de confianza, José Luis Rodríguez Zapatero necesita un logro. Y qué mejor éxito que conseguir una reforma laboral que a todos satisfaga. A Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la CEOE, tampoco le vendría mal firmar un documento de cambios en el mercado de trabajo, sobre todo si éste incorpora peticiones de la patronal. Después de quedarse, con toda su caradura, al frente de la CEOE tras permitir la quiebra una de sus empresas y dejar de pagar durante meses a sus trabajadores –eso sí, respaldado por el resto de los empresarios, que quizás le hayan dado su apoyo por aquello de ver pelar las barbas del vecino-, para limpiar su imagen ante la opinión pública le convendría salir en la foto estrechando la mano de los sindicatos. En cuanto a estos últimos, cabe recordar que existe una corriente de pensamiento entre ciertos trabajadores que consideran que no sirven para mucho, que no palpan las ventajas de una protección frente a un despido o frente a un desmán de la empresa cuando ni siquiera hay un puesto de trabajo para quien lo demanda. Por ello, afianzarse como garantes de un nuevo sistema que redujera el paro devolvería a los sindicatos la credibilidad perdida. Por tanto, aunque la fecha del próximo abril parezca cercana para llegar a un acuerdo, tal como están las cosas en este 2010 que aún no ha visto despejarse sus nubarrones, seguro que la reforma está consensuada para esos momentos. Si en 2009 no les interesaba una reestructuración laboral, ahora está claro que Gobierno, patronal y sindicatos la consideran urgente.

Fotografía de Gema Diego