ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Para morirse
Por Almudena Hernández
2 min
Sociedad31-10-2009
Algunos escritores llevan encima un cuaderno para apuntar aquellas escenas, anécdotas, paisajes, descripciones y ocurrencias que les surja en la cotidianidad. Los Análisis de Sociedad de LaSemana.es son ese cajón de sastre en el que cabe de todo. La actualidad tan pronto brinda novedades sobre el secuestro del Alakrana, como manifestaciones contra el aborto y reformas de las leyes de tráfico y educación. Y encima no lleve, que diría aquél. A veces, para salir airosa en la búsqueda de un hilo conductor para este texto, hay que asumir esa función de observación de la que otros son expertos. Y en ocasiones la realidad supera la ficción. La semana pasada, entre legañas y atascos, en el camino de ida al trabajo tuvo una escena peculiar. En un semáforo en pleno centro de Madrid, en un barrio bien, un matrimonio joven cruzaba el paso de cebra junto a su hijo, que tendría unos cuatro añitos. ¡Para morirse! Los progenitores -se supone que lo eran respecto de la personilla- se mostraban tan felices por ir acompañados de una pequeña criatura vestida de negro, con la cara pálida y maquillaje simulando ojeras y un chorretón de sangre. De un tiempo a esta parte se huye de la muerte, se evita que los niños vayan a los entierros, la gente desaparece por "una larga enfermedad" cuando seguro que es cáncer y se inyecta botox para parecer eternamente joven. Lo dicho, para morirse. ¿No resulta un tanto contradictorio evitar la muerte, huir de ella y de todo lo que significa el duelo para contagiarnos de la moda Halloween y disfrazarnos de muertos vivientes? Hay un dicho en el mundillo periodístico que afirma la barbaridad de que la realidad no te estropee un buen titular. Habrá que pararse a pensar entonces cómo es en verdad la sociedad que nos rodea para poder redactar titulares acordes en vez de dejarse llevar por las modas más incongruentes y fuera de contexto. Es como para morirse.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo