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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Una inquietante sensación agridulce

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional11-10-2009

Afganistán vuelve a ganar importancia en la actualidad informativa y lo hace, como suele ser habitual, por malas noticias. La violencia se está recrudeciendo considerablemente y, lo peor, es que las opiniones castrenses sobre el terreno no son optimistas si se mantiene el planteamiento actual. Se cumplen ocho años de la presencia de tropas internacionales en suelo afgano y la sensación que se tiene es agridulce. Evidentemente, el país se está reconstruyendo y ha mejorado mucho en cuanto a democratización y libertades. Aun así, en los últimos meses, parece que se está tirando por la borda gran parte de lo logrado hasta la fecha. El conflicto afgano quedó eclipsado por la guerra de Iraq y por los esfuerzos que hubo que hacer en ese país. Sin embargo, dejar en un segundo plano a Afganistán ha supuesto el resurgimiento de los talibanes y que éstos ganen posiciones y se granjeen la simpatía de sectores de la población. A este último aspecto también han ayudado algunos errores militares occidentales que han causado decenas de víctimas civiles en operaciones antiterroristas. El avance talibán es palpable. Los atentados son más frecuentes, más sofisticados y cuentan con una mejor planificación. El número de soldados extranjeros asesinados en territorio afgano se cuenta por centenares. Uno de los últimos casos es el de un cabo español y, lamentablemente, no será el último que se dé. Que algo no iba y no va bien en Afganistán se sabía por los informes que se han ido filtrando a los medios de comunicación y, también, por los discursos de los políticos. Los principales líderes mundiales llevan meses hablando de esta cuestión y analizando mejoras, pero éstas no terminan de llegar. Es hora de pasar a la práctica y de tomarse Afganistán en serio. Los talibanes progresan más por deméritos de las fuerzas internacionales desplegadas allí que por sus propias acciones. El enemigo no es pequeño y el exceso de confianza en las previsiones no es bueno. Los altos mandos castrenses y los políticos han de ser conscientes de que los planes actuales no están dando los resultados esperados. EE.UU. y la OTAN tienen más potencial humano y tecnológico, pero deben andar con cuidado porque hay guerras que las ganan los menos preparados. Y en este caso, todo el tiempo que se dilate el conflicto es una pequeña victoria para el terrorismo internacional.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD