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EL REDCUADRO

¡Biba la hortografía

Fotografía

Por Antonio BurgosTiempo de lectura2 min
Opinión10-02-2002

Si la Academia que más suena en España no es la Real Academia Española, la que elabora el Diccionario de la Lengua, sino la Academia de "Operación Triunfo", desde cuyas pirámides diez millones de espectadores contemplan a Rosa, a David, a Manu, a Chenoa, a Verónica y al otro David, no debemos extrañarnos que se entienda que la ortografía es, ¿como se dice en términos políticamente correctos? Ah, sí: reaccionaria, cavernícola y carca de toda carcundia. Aquí, con tantas campanas doblando en el entierro de Montesquieu, no pudimos ver la esquela mortuoria del Miranda Podadera, aquel manual practicón de ortografía con el que generaciones y generaciones de españoles se labraron un porvenir ganando gracias a sus divinas enseñanzas las oposiciones a cartero o a auxiliar administrativo del ayuntamiento del pueblo, aprendiéndose de coro cómo se escribía aquello tan bonito de "Ahí hay un hombre que dice ay", que ya saben ustedes cómo hay que escribirlo por lo moderno: "Ay ai un ombre ke dise hay". Si lo progresista es la ruptura de toda norma, la ortografía no pinta nada. No pinta nada en una sociedad donde se aplaude, un suponer, que los miembros de la Sociedad Protectora de Animales se proclamen matagatos, y que se defienda el natural derecho a que todos los protectores de animales maten cuantos gatos tengan por conveniente, ¿para esto hemos hecho una Constitución, para que a los socios de Protectores de Animales los suspendan y les quiten el carné si proclaman su libre derecho a matar gatos? Si la norma es la anomia, lógico que no se quiera aprender esa antigüedad de la ortografía. Teniendo el procesador de textos del ordenador programa de corrección ortográfica, aprender que ahí hay un hombre que dice ay es una pérdida de tiempo. Claro que por esta sublimación, tan progresista, de la incultura, como no leen, se pierden las mejores. Podían traer en plan cura de Valverde a Gabriel García Márquez, que es amigo de la casa y que fue el primero en proclamar que la ortografía es una antigualla. En esta campaña contra la reválida echo en falta a García Márquez en el programa de Ana Rosa Quintana, largando contra la ortografía. Ortografía que, sin ellos saberlo, se han vuelto a aprender los que la desprecian. El mundo de los teléfonos móviles y de los mensajes cortos ha creado una nueva ortografía, que, paradójicamente, están encantados de aprenderla y observarla, y que se la saben sin una sola falta. Esa ortografía de los mensajes telefónicos que jibariza las palabras, donde "que" es "ke", donde "saludos" es "salu2", complicadísima, mucho más que el hombre diciendo ay, pero que se la saben para nota, sin una sola falta en veinte líneas. Hasta libros de normas hay que explican esa ortografía, nuevos Mirandas Podaderas. Como eso es lo moderno y progresista, no será yo quien deje de proclamar: "¡Biba la hortografía!".

Fotografía de Antonio Burgos

Antonio Burgos

Columnista del diario ABC

Andaluz, sevillano y del Betis

** Este artículo está publicado en el periódico ABC y posteriormente recogido de AntonioBurgos.com por gentileza del autor